Juan José Narciso Chúa
La educación constituye el proceso de generación de conocimiento para las personas, el mismo parte justamente de un nivel primario en donde se aprenden los primeros conceptos, las primeras figuras, los primeros símbolos e incluso se inicia una introducción al proceso de construir párrafos y oraciones.
La educación secundaria es una etapa de la formación en donde se inicia la construcción de otros conceptos, de integración de conocimientos, de diversidad de figuras y de razonamientos lógicos y matemáticos que serán de mucha base tanto para el ciclo diversificado como para la universidad o estudios superiores.
En todas las etapas de la educación, desde preprimaria, primaria, básico o secundaria y el diversificado, el sistema va dejando fuera de la formación educativa a un número importante de personas, algunas repiten grados, algunos abandonan en medio del ciclo, pero los peores casos son aquellos que se quedan fuera del sistema para siempre.
Hoy no tengo las estadísticas a mano, porque no es el objetivo de mi nota, pero de acuerdo a todos los estudios de UNESCO y de organismos internacionales, la educación constituye la etapa fundamental en la vida del ser humano, pues le permite ingresar a la estructura social, así como le introduce al mercado laboral –en donde una persona educada-, tiene mayor acceso a trabajos pero correlacionado con un salario, honorario o sueldo mayor que aquellas personas que no han concluido la formación escolar.
La universidad ciertamente es la etapa superior de la educación –tanto en licenciaturas, como maestrías y doctorados-, y en la misma el pensamiento crítico se recrea con mayor profundidad, por lo que se espera que los universitarios cuenten con educación de primer nivel, pero que se conviertan en seres pensantes y críticos justamente para propiciar cambios en su sociedad.
También es necesario indicar que no todos los graduados universitarios encuentran facilidades, ni oportunidades para ingresar a un mercado laboral que demanda alto nivel académico. La vinculación de la educación con el empleo, se hace más amplia en aquellos países en desarrollo y aún mejor en los desarrollados.
La tasa de desempleo es baja y la movilidad para obtener empleo nuevo es elevada, con lo cual se empata la demanda de trabajadores de alto nivel con la oferta de personas capaces de desarrollarse en las diferentes especialidades que el mercado laboral requiere.
Desafortunadamente en Guatemala, a pesar que el nivel de desempleo es bajo (6%), el porcentaje es falso, pues, aunque coloca en el mismo nivel a países altamente desarrollados, nuestro porcentaje esconde el denominado subempleo y el empleo informal, conceptos que se entrecruzan o su línea de diferencia es extremadamente delgada.
Guatemala no tiene un mercado laboral altamente dinámico, con lo cual la potencialidad de cruzarse con la oferta de trabajo es reducida y con ello ocurren muchas frustraciones para personas que se han preparado para enfrentar niveles de especialidad de mayor nivel, pero que encuentran un ámbito laboral restringido, con prácticas de empleo informal y con sueldos bastante reducidos.
El desenvolvimiento de una sociedad demanda de muchos factores positivos para crecer y desarrollarse, no basta un buen porcentaje del PIB (como el 7% falso del 2021), ciertamente, esto es necesario, pero no es suficiente si los mercados son concentrados, faltos de competencia y con tendencia a monopolios, monopsonios, oligopolios u oligopsonios; ajenamente a la necesidad de centrarse en actividades económicas de alto nivel de competitividad y de tecnología.
Por ello, la correlación entre educación y empleo en Guatemala, todavía es bastante pobre y con ello las brechas de desigualdad, pobreza, desnutrición, informalidad y desempleo abierto son cada vez más elevadas.