Fernando Mollinedo C.
La vida del ser humano está regida por conductas que son enseñadas, inculcadas e inspiradas en los valores morales, éticos, sociales y religiosos de carácter general que se reciben desde el seno del hogar y se supone, que deben ser de uso diario en las relaciones interpersonales con las demás personas durante el desarrollo de sus vidas.
Lo anterior en la sociedad guatemalteca sigue siendo un común denominador, sin embargo, la realidad cambiante hizo que la mayoría de los integrantes de las nuevas generaciones se adapten a las nuevas necesidades creadas por el mercado de consumo, es decir, tratar de obtener de manera fácil o ilegal lo que supuestamente les proporcione la oportunidad de vivir en mejores condiciones materiales y de esa forma lograr un estado de bienestar o deleite.
En otras palabras, el ejercicio diario de los valores pasó a ser un asunto del pasado; lo cual se demuestra todos los días al observar o ser víctima de las conductas incorrectas de las personas en general y de quienes ejercen cargos en la administración pública y el sector privado. De ello deviene la pregunta que conforma el título del presente artículo, “¿Dónde están que no los veo?”
HONESTIDAD: es el valor que impulsa a cumplir con el deber y de acuerdo con la moral, decir la verdad y ser correcto en lo referente a la propiedad ajena o transparencia en los negocios. GENEROSIDAD: es un valor moral que consiste en compartir sin esperar un agradecimiento o recompensa. TOLERANCIA: es la capacidad de respetar opiniones, creencias o actitudes de las demás personas cuando son diferentes a las propias. LEALTAD: consiste en ser verídico, fidedigno y fiel en el trato o desempeño de un oficio, cargo o amistad. HUMILDAD: virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y que no hace ostentación de sus virtudes.
Usualmente, cada cuatro años, en los equipos de gobierno se le da la oportunidad de empleo a muchas personas jóvenes que prestaron diversos servicios en las campañas electorales de los partidos políticos y candidatos ganadores; y como premio a ello se les nombra o contrata para dirigir el desempeño de actividades que conllevan responsabilidad administrativa, civil o penal en instituciones y dependencias estatales sin que tengan la experiencia debida o cultura general para desempeñar tales funciones.
Así mismo, carecen de los valores éticos, morales, sociales y religiosos más elementales para dirigir sus funciones con objetivos sociales (que, supuestamente es el fin de los equipos que hacen gobierno) y ven la puerta abierta para realizar conductas indebidas para enriquecerse de manera fácil y rápida, como han visto que lo hacen sus superiores; este fenómeno lleva a una crisis de Estado que terminará en lo que se denomina “Estado fallido” pues no cumplen con los objetivos ofrecidos en campaña y realizan desfalcos al pecunio del Estado.
¿Quiénes dirigen o consienten tales conductas? La Historia administrativa de Guatemala demuestra que, a través de los años fueron sus dirigentes, quienes aprendieron de los anteriores y así sucesivamente hacia el pasado.