Juan Jacobo Muñoz
- El refranero popular, es un tratado de filosofía.
- Depender de alguien es como estar agarrado de una orilla por no saber nadar, y con un miedo insuperable de ahogarse todos los días.
- Querer a alguien es abrir la posibilidad de que le rompan a uno el corazón.
- Todo está mal valorado, ya sea hacia arriba o hacia abajo. La balanza siempre la inclina en su beneficio el mercader.
- Los seres humanos que están secuestrados por sus familias, viven una versión vergonzosa de sí mismos, que desearían que nadie viera.
- La gente buena que no se tiene fe, está dispuesta a ceder ante demandas; y con esa vulnerabilidad, se vuelve carroña para los depredadores.
- No hay determinismos absolutos, y no podemos renunciar a la sucesión de causas y efectos. Las cosas pesan y cuentan; pero siempre hay que buscar con que otras cosas se juntan, para entender por qué a veces pesan menos y a veces pesan más.
- Si la personalidad inmadura hablara, diría algo así como: Así soy yo y qué, el que me quiera que me quiera como soy, yo soy como soy y no me parezco a nadie, al que no le guste que se joda, a mí no me manda nadie.
- El curso de las cosas existe, y lo que uno no decide en su momento, la vida se lo impone en algún punto. Entonces uno dice; esto lo pude haber decidido yo mismo hace tiempo.
- En cualquier discusión es frecuente que todos tengan una partícula de la verdad.
- Muchas veces no hay un plan en lo que se hace, y todo funciona de manera inconsciente, refleja e impulsiva. Si de verdad se pensara lo que se hace, no se haría lo que se hace.
- Buscar tener el control de algo en ánimo perfeccionista, no es un tema de poder. Se trata solo de angustia y la necesidad autoimpuesta para que las cosas funcionen, aunque haya que sacrificarse, aun dejando la piel en el camino.
- Mucha gente actúa cuando es mayor, como se actúa cuando se es joven; como si tuviera superpoderes. De ahí que haya ancianos sabios y viejos berrinchudos.
- Para atravesar la vida hay que ver a la derecha y a la izquierda, o se corre el riesgo de morir atropellado.
- Todo lo que hace el ser humano ante los demás, es mostrar resultados que sugieran que de verdad ha tenido una vida.
- Es frecuente que cueste darse cuenta, de que uno todavía no se ha dado cuenta, y tarde se entiende, que ya es demasiado tarde.
- El comportamiento de algunas personas hace pensar si en realidad es un tema de la psicología o más bien de la etología.
- En el conocimiento, las bases donde se sustentan los temas son esenciales. En consecuencia, a uno le deberían enseñar cosas sensibles, no cosas geniales.
- Basado en la evidencia puedo decir que no nos va igual a todos en la vida. A unos les pasan unas cosas y a otros unas diferentes. Parece un error hablar de una vida justa o injusta, porque la vida no tiene vida, solo sucede. Los injustos en todo caso, somos nosotros; con el agregado de que nosotros somos un azar.
- Sería bueno para el buen funcionamiento, que la pareja no se sintiera indispensable; pero sería genial, que no fuera indispensable.
- Hay personas que corren bien los 100 metros. Otros corren 5,000 metros y algunos una maratón. Lo mismo pasa en las relaciones sentimentales; no todos son corredores de largo aliento y largas distancias.
- La transigencia a veces es virtud y a veces es defecto.
- Al hablar de cualquier cosa, es mejor si uno se pone al servicio del tema, en lugar de poner el tema al servicio de uno.
- Somos capaces de repetir comportamientos que ya antes hemos tenido, aunque sepamos que esa forma de actuar es inútil, incluso perjudicial.
- Hay que procurar cosas que no envanezcan, que no sean una carga y que sean íntimas. Lo poco, lo pequeño y lo invisible.
- El que es feliz, no jode.