Por Jorge Santos
En el año 2009 Honduras sufriría un Golpe de Estado, exactamente igual a los cometidos por militares en las décadas de los setenta y ochenta del siglo pasado. Con ese Golpe de Estado no sólo derrocaron al Presidente democrática y ampliamente electo Manuel Zelaya, sino que también arrancaba una época de terror, violencia, corrupción e impunidad. El pasado domingo el Pueblo Hondureño con unidad, con articulación amplia supo frenar el oprobio régimen de Juan Orlando Hernández y al grupo de poder que este representaba. Con la elección de Xiomara Castro como presidenta de nuestro hermano país se dará inicio a una construcción de democracia y deseamos de garantía de los derechos humanos.
La tarea de las y los hondureños no será fácil, ni la recuperación de la democracia llegará con la toma de poder por parte de la Presidenta Castro, lo más seguro es que la oligarquía hondureña, junto al crimen organizado y los partidos políticos de derecha, intenten agredir este triunfo del Pueblo y hacer retroceder hacia un Estado que se ha organizado para privilegiar los intereses de grupos particulares y no los del bien común. Deseamos que las y los hondureños sean capaces de defender su triunfo, con la misma o mayor articulación y movilización amplia.
Esta elección da muchas esperanzas, en una región ahogada por la ignominia de oligarquías que única y exclusivamente están interesadas en ampliar sus históricos privilegios a costa del dolor, el hambre, la pobreza y la violencia que sufren los pueblos que habitamos Nicaragua, El Salvador y Guatemala. Por lo tanto, es un hecho que la única posibilidad que tenemos para derrotar la consolidación del Estado autoritario en nuestros países y sacar a estos gobiernos de corte dictatorial, atraviesa por la unidad y la capacidad de los pueblos para articularse entre los movimientos sociales y populares, con instrumentos políticos que entiendan estas circunstancias.
Para el caso nuestro en Guatemala, en el año 2015, varias personas, organizaciones y movimientos sociales, ciudadanos y populares planteamos la urgente necesidad de gestar una articulación entre los partidos políticos y expresiones sociales, en un gran Frente que encabezará la derrota de régimen de violencia, corrupción e impunidad, sin embargo al no poder gestarlo, se instauró el proceso de reorganización de las mafias en el poder, que en el 2020 se consolidó con el gobierno de Alejandro Giammattei.
Es ahora el inicio de una tarea histórica para quienes aspiramos a construir democracia, recuperar y transformar al Estado guatemalteco desde sus bases, para dirigirlo hacia un Estado capaz de dar respuesta a las urgentes necesidades de los Pueblos y de las personas. Esta condición sólo será posible si se construye un gran frente amplio que encabece la propuesta de dicha transformación, que acoja en su ideario político la construcción del Estado plurinacional, anticapitalista y antipatriarcal. De lo contrario, esta narco cleptocracia encabeza por la oligarquía y ejecutada servilmente por el gobierno de Giammattei se terminará de consolidar e imponer.