Cuba lamentó ayer que Estados Unidos no admita algunas vacunas contra el COVID-19 como requisito para el ingreso a ese país, entre las que se encuentran las desarrolladas en la isla.
A partir de noviembre Estados Unidos exigirá a los viajeros estar inmunizados, pero podría restringirle el acceso de aquellas personas que recibieron inmunizantes como la rusa Sputnik V que actualmente no tienen el aval de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Eduardo Martínez, director de BioCubaFarma -la organización de biotecnología estatal que desarrolló las vacunas- indicó en una conferencia de prensa que hasta ahora se realizaron dos reuniones virtuales con especialistas de la OMS para presentarles los resultados de los inoculantes cubanos a fin de obtener su aval.
Miles de cubanos, sobre todo familiares de emigrados que esperan la apertura de los aeropuertos y la paulatina regularización de los vuelos el 15 de noviembre, se enfrentarán con las restricciones de Washington, pues la nación caribeña solo usó para su población sus propias vacunas, conocidas como Abdala, Soberana 02 y Soberana Plus.
«Nosotros sí vamos a reconocer todas las vacunas que sus entidades regulatorias, las entidades regulatorias de cada país, hayan reconocido», dijo en declaraciones The Associated Press el ministro de Salud de Cuba, José Ángel Portal.
Unos minutos antes, Portal había participado en una conferencia de prensa para informar sobre el proceso de vacunación en la isla, que espera tener al 90% de su población inmunizada para noviembre. Según dijo, hasta la fecha se aplicaron cerca de 23 millones de dosis, lo que equivale a que el 86% de los ciudadanos tiene al menos una.
El ministro consideró injusto que Estados Unidos no reconozca a los inoculantes cubanos. «El resultado de las vacunas cubanas está ahí, está en los números… cómo viene disminuyendo la transmisión».
Cuba tuvo un pico de contagios entre julio y septiembre debido a la presencia de la variante Delta, pero las cifras comenzaron a bajar drásticamente en coincidencia con el avance de la vacunación, lo que permitió flexibilizar las cuarentenas.
Las autoridades fijaron el 15 de noviembre como la fecha para la reapertura de los aeropuertos y el incremento paulatino de los arribos de vuelos.
Los contagios en Cuba pasaron de 9.000 casos diarios en algunas jornadas de septiembre a unos 2.600 este martes. Desde que se detectó el virus en marzo de 2020, el acumulado de casos positivos superó los 923.900 de los cuales 7.928 personas fallecieron.
En los críticos meses de julio a septiembre algunas provincias tuvieron sus sistemas de salud al borde del colapso, sin infraestructura para hacer frente a la crisis y con escasez de medicamentos. Llegaron a habilitarse hoteles como hospitales, se incrementó el servicio fúnebre y se recibieron donaciones internacionales.
En mayo las autoridades comenzaron la campaña de vacunación con la aplicación de hasta 300.000 dosis diarias de los antígenos cubanos.
Cuba es el único país en América Latina que desarrolló sus propias vacunas. Tanto Abdala como la combinación de Soberana 02 y Soberana Plus se aplican en un esquema de tres dosis y según los expertos su efectividad es superior al 90%.