Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

Alejandro Giammattei sabe que se ha metido en campos que no debe y que al haber hecho su Centro de Gobierno alrededor de Miguel Martínez cruzó líneas que lo han puesto en situaciones sumamente complicadas y que se remontan a la misma campaña.

El Presidente sabe cómo lo ve la comunidad local e internacional y se ha puesto manos a la obra para asegurar apoyos. Su línea preferida, “debo ser yo el que elige Fiscal General” y con eso le ofrece a Raymundo y medio mundo una “tranquilidad” que cobra con “lealtad” de los diferentes actores que aún sostienen el sistema a pesar de la realidad y los riesgos que tenemos.

Todos aquellos que apoyan a Consuelo Porras (que ahora disfrazan el apoyo en reuniones de trabajo) se han ido, poco a poco, subiendo de nuevo al carro de Giammattei porque este recurre al miedo que si no se reelige a una fiscal tipo Consuelo Porras, perder el control es una posibilidad real y el mandatario expresa que así como él puede enfrentar la justicia, igual le podría pasar a los que no lo apoyen.

Además, por otro lado, hay algunos emisarios que se encargan de recordar “las cosas pendientes” que pueden tener algunos que entienden a dónde nos llevan, pero hacen los amables recordatorios para forzarlos no solo a subirse al carro, si no asegurar que en estos momentos no habrá disidencia alguna que afecte al sistema y sus operadores de turno.

Esta película ya la hemos visto y el ejemplo más cercado está en Nicaragua y la alianza que Daniel Ortega hizo y explica tan bien Carlos Fernando Chamorro. Durante muchos años y con la intención de crecer económicamente, mucha gente se hizo de la vista gorda de los desmanes de Ortega y cuando el león por fin volvió a su condición depredadora, fue imposible detenerlo.

Y eso están alimentando algunos en el país. Siempre he expresado que personas como Alejandro Giammattei y Consuelo Porras son simplemente los síntomas de un sistema que está corrompido hasta lo más profundo de la médula y por eso siempre he expresado que más que quitarles el volante del carro con el que nos estrellarán, los guatemaltecos debemos ser capaces de ponernos de acuerdo para trazar una ruta integral que nos permita salir del laberinto.

El Presidente sabe que hay mucha gente con el deseo de buscar la ruta y usarla para darle un giro a Guatemala y por eso ha maniobrado para tratar de quitarle las ganas a los que entienden los riesgos que existen y los que se nos vienen si seguimos en este camino en el que el honrado se la ve a palitos.

Giammattei, con su particular manera de expresarse cuando está enojado, está tensando las relaciones con actores locales e internacionales en parte porque la desesperación del punto de no retorno lo lleva a eso y en otra gran parte porque siente que sin los ojos de Estados Unidos encima, “está mejor”.

El Presidente quiere meter a mucha gente a su narrativa, a su campo de juego y su margen de acción y ojalá los guatemaltecos con más influencia entiendan a lo que los lleva Giammattei, pues lo que propone es lo mejor para él no para el país.

No es tan complicado darle vuelta a la realidad. Se sabe qué necesitamos para tocar fibras al sistema. Si de verdad queremos atraer inversión, que el Ministerio Público (MP) sea dirigido por alguien honrado es clave y por eso la elección del futuro Fiscal General se vuelve la madre de todas las batallas.

Pero no es la única, la manera en la que designemos diputados es clave y por eso hasta el Tribunal Supremo Electoral (TSE) cierra filas para que no elijamos por nombres, porque todos los magistrados en ese tribunal son parte del sistema y responden a lo mismo.

Lo mismo nos pasa con el sistema de compras, de justicia y de servicio civil. Esas son las respuestas que debemos darle a una sociedad que las pide a gritos, antes que el país se nos escurra como agua entre las manos.

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