Con mensajes cada vez más firmes en apoyo de Taiwán, un nuevo acuerdo para proporcionar submarinos nucleares a Australia y el lanzamiento de una estrategia europea para aumentar su presencia en el IndoPacífico, Estados Unidos y sus aliados se están tornando más asertivos en su actitud ante una China en alza.
China ha respondido con indignación a sus planes, y la creciente tensión entre Beijing y Washington llevó al secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, a pedir el fin de semana al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el líder de China, Xi Jinping, que reparen su relación «completamente disfuncional» y advertir que se arriesgan a dividir al mundo.
En la apertura el martes de la Asamblea General de Naciones Unidas, los dos líderes optaron por un mensaje tranquilizador. Biden insistió en que «no buscamos una nueva Guerra Fría o un mundo dividido en bloques rígidos», mientras que Xi aseguró que «China nunca ha invadido ni acosado a otros ni buscado la hegemonía, y nunca lo hará».
Pero los problemas de fondo no han cambiado. China refuerza sus puestos militares avanzados en su campaña de reclamaciones territoriales sobre cruciales rutas navieras, y Estados Unidos y sus aliados apoyan cada vez de forma más abierta a Taiwán, que China considera parte de su territorio, y amplían la cooperación militar en el IndoPacífico.
Biden recibía el viernes a los jefes de gobierno de Japón, India y Australia para un Diálogo Cuadrilateral de Seguridad, unas reuniones que según la Casa Blanca abordarían la pandemia del COVID-19 y el cambio climático, pero también cómo mantener «libre y abierto» el IndoPacífico, una vasta región que va de India a Australia.
El encuentro se celebraba una semana después del anuncio de que Australia rescindiría un contrato para comprar submarinos convencionales franceses para aceptar una oferta angloestadounidense de submarinos nucleares. La noticia empañó la presentación de la estrategia de la Unión Europea para estrechar sus lazos políticos y de defensa en el IndoPacífico.
«Una cosa es segura, que todo el mundo se está centrando en el IndoPacífico», dijo Garima Mohan, experta en Asia del grupo de estudios German Marshall Fund.
Sin embargo, mientras los diferentes socios trazan planes acordes a sus fortalezas y necesidades, la última semana ha hecho patente la falta de coordinación en el desarrollo de una estrategia de seguridad cruzada, señaló.
«No todo el mundo tiene la misma estimación de riesgo de China», explicó en una entrevista telefónica desde Berlín.
La estrategia de la UE recalca la necesidad de dialogar con Beijing e instar a «China a jugar su papel en una región IndoPacífica próspera y en paz», al tiempo que propone un «aumento de la presencia naval» y amplía la cooperación en seguridad con socios de la región.
También señala que China está fortificando su presencia militar y que «la demostración de fuerza y las crecientes tensiones en puntos de fricción regionales como el Mar de la China Meridional y Oriental, y en el Estrecho de Taiwán, podrían tener un impacto directo sobre la seguridad y prosperidad europeas».
Alemania, que tiene estrechos lazos económicos con China, recibió una llamada de atención la semana pasada cuando China rechazó su petición de una escala en puerto para la fragata Baviera, que está de maniobras en el IndoPacífico.
El Ministerio chino de Exteriores dijo que sigue «dispuesta a entablar intercambios amistosos con Alemania sobre la base del respeto mutuo y la confianza mutua», pero dejó claro su disgusto con el aumento de la presencia naval en la zona.
Beijing fue más directa en su reacción al acuerdo de submarinos con Australia, según el cual Estados Unidos y Gran Bretaña ayudarán a Canberra a construir submarinos nucleares. China la calificó de «muy irresponsable» y afirmó que «dañará gravemente la paz y la estabilidad regional».
La firma del contrato supuso la cancelación de un contrato de 66.000 millones con Francia por submarinos diésel, lo que indignó a París, que retiró sus embajadores de Washington y Canberra y afirmó que la maniobra ponía en duda toda la cooperación para frenar la creciente influencia china.
Aunque la inesperada decisión claramente molestó a París, muchos analistas han sugerido que la indignada reacción de Francia podría ir más dirigida al público local, ya que el presidente, Emmanuel Macron, opta a la reelección a principios del año que viene.
Más que una mera decisión en favor de los submarinos nucleares, el acuerdo era un mensaje claro de que Australia se compromete en el largo plazo a permanecer en el bando estadounidense en política sobre China, dijo Euan Graham, experto del International Institute for Strategic Studies en Singapur.
Parece probable que el contrato de los submarinos agrave la guerra comercial entre China y Australia, y Australia aspira a firmar un acuerdo de libre comercio con India para ayudar a compensar el impacto económico.
Aunque la estrategia europea tomará un tiempo, el plan da algo de claridad sobre cómo planea la UE trabajar con Estados Unidos y sus aliados en la región, algo que faltaba en el pasado.