El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) recientemente dio a conocer que anualmente se detectan en la frontera sur de Estados Unidos más de 100,000 niños provenientes de Guatemala, con un promedio diario de 318 casos. En este sentido
Justo Solórzano, especialista en Protección de Unicef Guatemala, confirmó que de 2019 hasta agosto del 2021 han sido detectados 336,852 niños migrantes en la frontera sur de Estados Unidos. La mayoría de los detectados han sido acompañados por sus familias (253,587), pero la cantidad de pequeños no acompañados aún es significativa (83,265).
Según lo compartido por el especialista, en promedio son detectados 318 niños guatemaltecos en este paso. “Podemos hablar de un promedio superior a 100,000 anuales, recuerde que el periodo fiscal de Estados Unidos de septiembre-septiembre”, agregó.
DE ENERO A SEPTIEMBRE 712 HAN SIDO RETORNADOS
Por otro lado, el Instituto Guatemalteco de Migración (IGM) reportó que, en los primeros ocho meses de este año, 712 menores de edad han sido retornados vía aérea desde Estados Unidos. Nuevamente, la mayoría de los casos con de jóvenes acompañados con 674; se han contabilizado 38 casos de niños, niñas y adolescentes (NNA) no acompañados.
La tendencia en estas cifras refleja que la mayoría de NNA han sido del sexo masculino. De los menores de edad acompañados se reportaron 346 del sexo masculino y 328 del femenino; mientras que de los jóvenes y niños acompañados se registraron 27 casos del sexo masculino y 11 del femenino.
LA NIÑEZ Y ADOLESCENCIA MIGRANTE ES DIVERSA
Otto Rivera de la Coordinadora Institucional de Promoción por los Derechos de la Niñez (Ciprodeni) comentó que han identificado cuatro causas principales de la migración en niños, niñas y adolescentes: la pobreza y pobreza extrema, altos niveles de violencia, la ausencia de políticas sociales básicas y la reunificación familiar.
A pesar de que estas son las 4 causas comunes en la población migrante, Rivera enfatizó que no se puede generalizar a la población migrante de NNA. Argumentó que con base en estos perfiles deben tomarse las consideraciones para crear estrategias eficientes de intervención.
“Al trabajar el tema uno se da cuenta que hay categorías más específicas. No es lo mismo una unidad familiar que una niña, niño o adolescente migrante retornado no acompañado; niñez y adolescencia migrante indígena y no indígena; niñez y adolescencia migrante con discapacidad; niñas y adolescentes madres migrantes; y niños niñas y adolescentes pertenecientes a la diversidad sexual”, detalló.
TRÁFICO, VIOLENCIA SEXUAL, ENTRE OTROS RIESGOS
Cabe mencionar que durante el trayecto los NNA están expuestos al tráfico de personas, la trata de personas, los carteles de narcotráfico y al crimen organizado. En el caso de las niñas y mujeres adolescentes un peligro latente es la violencia sexual.
Rivera citó un testimonio de una mujer, quien habló sobre la importancia de llevar anticonceptivos en el viaje. El profesional recordó sus palabras: “así si te violan, solo te queda el recuerdo del evento, pero no un bebé”.
LA FRUSTRACIÓN Y EFECTOS PSICOLÓGICOS POST MIGRACIÓN
El representante de Ciprodeni agregó que, si bien cierto que muchas personas que emprenden el viaje no se conocen, muchas de ellas congenian en el trayecto migratorio, creando redes de solidaridad y apoyo. Sin embargo, “cuando llegan a la frontera sur y si son detenidos por las autoridades migratorias, no hay red de solidaridad que valga, todo el mundo tiene que ver cómo se defiende, cómo reacciona y cómo regresa a su país”.
Sumado al desgaste del recorrido, Rivera describió que se genera un sentimiento de frustración en el niño, niña o adolescente al no lograr su objetivo. Agregó que estas afecciones psicosociales no solo se presentan en la persona que retorna, sino en su familia y comunidad. “Hay hasta elementos de burla. Así como hablan bien de quienes lograron cruzar la frontera, también hay señalamientos a quien no lo logra”, describió.
Por otro lado, existe una presión, en algunos casos, por parte de la familia de los retornados por los costos ejecutados en “el coyotaje”. “Hay familias que se endeudan entre Q90,000 a Q120,000”, refirió y agregó que el coyote ofrece tres oportunidades para cruzar la frontera; “si a la tercera no lo logran, ya no hay ningún compromiso de quien acompañaría al migrante”, dijo.
Además de la frustración y presión psicológica, describió que en muchos escenarios familiares se responsabiliza directamente al menor de edad, calificándolo como “fracasado” o exigiéndole que encuentre cualquier alternativa para cruzar la frontera.
SOLUCIONES POR PARTE DEL ESTADO
Tomando en cuenta los puntos planteados anteriormente, Otto Rivera formuló vías para mitigar la migración en infancia, niñez y adolescencia. Primero, comentó que es importante abordar las causas estructurales de la migración: falta de educación, violencia, pobreza, entre otras.
Además de lo anterior deben crearse políticas sociales básicas. Al garantizar condiciones de acceso a la salud, alimentación, educación y protección integral, aseguró que “niños, niñas y adolescentes sanos, nutridos, con una educación de calidad y absoluta reducción a la vulnerabilidad, no va a estar pensando en migrar”.
Agregó que, si Guatemala no tiene oferta recreativa, cultural, ni de empleabilidad la niñez continuará buscando mejores oportunidades en otro país. “Eso es lo que debería estar haciendo el Estado de Guatemala”, concluyó.
ENCUENTRAN MÁS DE 50 MENORES NO ACOMPAÑADOS
Por ejemplo, la Patrulla Fronteriza del Sector de Tucson reportó este día la ubicación de un grupo de 102 migrantes al norte de la valla fronteriza internacional cerca de San Miguel, Arizona. Más de 50 eran menores de edad no acompañados de Guatemala.