El último miembro de la comunidad judía afgana ha abandonado el país.
Zebulon Simentov, que vivía en una sinagoga casi en ruinas en Kabul, comía alimentos kosher y rezaba en hebreo, soportó décadas de guerra y de disminución de la varias veces centenaria comunidad judía. Pero la conquista del país por el Talibán parece haber sido el colmo.
Moti Kahana, un empresario israelí de origen estadounidense que regenta la empresa de seguridad personal que organizó la evacuación, dijo a The Associated Press que transportaron a Simenov, de 62 años, y 29 vecinos suyos, casi todos mujeres y niños, a un «país vecino».
Kahana dijo que Simentov conoció el régimen talibán anterior, pero no les temía. Pero Kahana le advirtió que corría el riesgo de ser secuestrado o asesinado por el grupo más radicalizado Estado Islámico. Los vecinos también presionaron a Simentov para que partiera y se llevara a los hijos de ellos en el autobús.
La emisora pública israelí Kan mostró escenas de la evacuación, con un bus lleno de gente que viajaba a través de lo que parecía ser Afganistán. Todas las caras estaban borrosas, menos la de Simentov.
Decenas de miles de afganos han huido del país desde que el Talibán tomó el poder el mes pasado.
Estados Unidos y sus aliados organizaron un puente aéreo masivo en los últimos días de la guerra de 20 años, pero las autoridades reconocen que unos 200 estadounidenses y miles de afganos que colaboraron con ellos quedaron atrás.
Kahana expresó que su grupo se ha comunicado con las autoridades de Estados Unidos e Israel para encontrar un lugar de residencia permanente para Simentov, cuya esposa, de quien está separado, e hijos viven en Israel. Durante años Simentov se negó a conceder el divorcio a su esposa bajo la ley judía porque podía traerle consecuencias legales en Israel. Kahana dijo que lo convenció que concediera el divorcio y ha preparado los documentos.