Christopher Lutz da una mirada profunda a su trayectoria y percepciones sobre la historia guatemalteca. Foto La Hora/Ángeles Ávila

Christopher Lutz (Estados Unidos, 1941) es un académico y filántropo que ha centrado sus estudios en el periodo colonial de Guatemala. Vino al país hace cuatro décadas, con el objeto de investigar su tesis doctoral en Historia de América Latina por la Universidad de Wisconsin, Madison. Como resultado, su estudio sobre demografía histórica en la ciudad de Santiago de Guatemala aportó información sobre cómo se dieron las relaciones de mestizaje a lo largo de más de dos siglos.

Lutz ha publicado más de 16 investigaciones y 30 coediciones, además de un gran cantidad de artículos relacionados con esta temática en Guatemala y Centroamérica. Uno de ellos: Santiago de Guatemala, historia social y económica 1541-1773. Incursiona en esta sobre el crecimiento urbano, el origen y desarrollo de las castas, la mezcla de españoles, indígenas y negros; así como el cambio socioeconómico, a partir de datos sobre patrones de matrimonios, así como las epidemias vividas durante ese periodo, entre otros. Además de mostrar con claridad las relaciones de mestizaje, también causaron molestias entre ciertos grupos sociales.

El motivo de esta entrevista fue, por un lado, la reciente distinción de la Orden del Pop, por parte del Museo Popol Vuh. Su labor como fundador del Centro de Investigaciones Regionales de Mesoamérica (CIRMA) entidad académica, científica y educativa que ha contribuido en la conservación, investigación y difusión del patrimonio cultural de Mesoamérica. Segundo, determinar cómo el periodo colonial arrastró con modelos de pensamiento que se trasladaron hasta la Independencia, de cara a la próxima celebración del Bicentenario.


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Con una sonrisa, Lutz reconoce que se quedó atrapado en el siglo XVI. Con su infaltable suéter a rayas azul y blanco, dice no ser un gondolero veneciano ni de la marina francesa, solamente que no le gusta pensar qué ropa ponerse. Esta es la visión de este apasionado académico sobre sucesos que definieron la historia de Guatemala.

La Hora: ¿Como estudioso de la historia del periodo colonial, qué situación le llamó más la atención con la Independencia?

Christopher Lutz: Son épocas distintas, como historiador de la época colonial, he pensado que la población indígena, tenía ciertas ventajas bajo la corona porque había tribunales que podían decidir en materia de leyes laborales.

Con la Independencia de España, ya no existieron estos tribunales para la defensa de los indígenas y tenían menos recursos para reclamar. Hace falta estudiar esto. Recuerdo en un ensayo, tuve la impresión de que había escasa posibilidad de lograr juicios imparciales para la población indígena. Esto porque en Guatemala los jueces también eran propietarios, tenían mano de obra indígena, lo que hacía más complicado lograr este objetivo.

LH: Los estudios sobre el mestizaje en la colonia han sido el punto de partida donde surge el racismo. Ese pasado se ha trasladado hasta nuestros días. Es un estigma que arrastramos desde siglos atrás.

El académico ha tenido una carrera dedicada a aportar a la historia y academia guatemalteca. Foto La
Hora/Ángeles Ávila

CL: Hay quienes afirman que cuando una sociedad es 100 natural: indígena, blanco o africana, no existe la discriminación. Pero las jerarquías han existido siempre. Las personas en diferentes sociedades buscan justificaciones para decidir el estatus o superioridad por alguna razón. Creo que el racismo es más interesante para estudiar cuando se da el mestizaje.

Por eso escogí estudiar sobre Guatemala, porque sabía preliminarmente, tratando de buscar datos, y en el caso de Santiago, había una mezcla: indígenas que vivían en los alrededores, como también dentro de las casas de los españoles. Años después vinieron los esclavos negros. A veces de España, que ya estaban en el Viejo continente antes de la conquista, pero también otros vinieron desde África.

Una de las cosas que me llama más la atención es que fue común que (pasó con los españoles, y con los africanos) el porcentaje de hombres con relación a las mujeres era superior. La demanda de mujeres era alta. Este desbalance obligó a los españoles a buscar a las mujeres indígenas. Así comienza el mestizaje.


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LH: ¿Qué otros factores provocaron cambios en la población?

CL: Las casas de los españoles eran enormes. Esto se deduce por la descripción de la destrucción de los terremotos por las correntadas de agua en el valle de Almolonga (en septiembre de 1541). Tenían una cantidad impresionante de sirvientes y esclavos viviendo en las casas. Entonces no había muchos negros. La población indígena todavía no había sufrido en gran medida a causa de las epidemias. Después de varias décadas de contacto, se dieron los contagios de cólera, viruela, sarampión, pestes, tifus. En algunas partes de Guatemala la población indígena se redujo hasta un 95%, casi desapareció.

Es algo que suele olvidarse y que causó problemas. Las tierras estaban prácticamente vacías. Los españoles tenían mucho espacio para expandirse. Por eso tenían que contar con una sociedad más mestiza y trajeron a más africanos para trabajar en ciertos oficios.

LH: Con la pandemia actual, considera que al igual que en la Colonia, la población más vulnerable es la que queda diezmada. ¿El ciclo se repite?

CL: Sí, es cierto. Es la población con menos acceso a los centros de salud, a suficientes médicos y vacunas. En la actualidad, igualmente hay ladinos e indígenas que viven en pobreza extrema en las afueras de la misma ciudad de Guatemala, que no tienen alimentación suficiente y están expuestos al consumo de bebidas y comidas azucaradas que los vuelve obesos y diabéticos. Esto es lo que hace a la gente muy vulnerable al Covid-19.

LH: Poco antes de la independencia en Guatemala se dieron una serie de sublevaciones en la región, alzamientos indígenas. Una situación que coincide con el paro nacional y de nuevo, la historia se repite en nuestros días. ¿Cómo analiza esto?

Christopher Lutz ha colaborado y trabajado de la mano de otros académicos para dar a Guatemala
información de relevancia para su historia. Foto La Hora/Ángeles Ávila

CL: No entiendo porque no hay más representación indígena en el Gobierno. Por qué no se pueden unir los intereses de la población indígena y llegar a una representación seria. La escasa participación de este grupo en la política nacional es un problema para el desarrollo de una sociedad más democrática.

En la época de la Independencia había mucha confusión. No soy investigador de ese periodo, pero entiendo que en España hubo un movimiento por un gobierno más libre y por más derechos a la población. En muchos casos, en las colonias no eran revoluciones radicales, sino más bien para mantener el statu quo y el control de la población. Pienso en las similitudes entre lo que sucede en Estados Unidos y Guatemala.

LH: ¿Por ejemplo?

CL: Los Republicanos están tratando de limitar el derecho de votar de la gente de color. Muchos aún no admiten que Donald Trump perdió. Y buscan garantizar no volver a perder elecciones. En Georgia, eliminaron centros de votación. Para hacerlo más difícil para los votantes, limitaron cantidad de centros de votación. Se hicieron enormes filas de votantes y les empezaron a vender botellas de agua pura. Ahora hay leyes en Georgia que prohíben vender agua embotellada a quienes esperan fila para votar.

LH: ¿Y cómo evalúa el rol de los Estados Unidos en la historia nacional?

CL: Mis estudios terminan hasta 1773, pero me interesa también la participación de los Estados Unidos en la historia guatemalteca; por ejemplo, la intervención de 1954 que todavía me sorprende.


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Quizás nunca me han preguntado esto, pero una de mis motivaciones para tratar de estudiar Guatemala y establecer CIRMA, traer libros y continuar con el estudio de la historia y apoyarla, es que creo que me da cierta vergüenza ser gringo en Guatemala. Cosas que hemos hecho en nombre del anticomunismo y la libertad. Por ser tan poderosos, lo hemos logrado porque Estados Unidos ha considerado a Centroamérica como su patio trasero.

LH: En los inicios del siglo XX varios académicos vinieron a Guatemala como parte de un plan de espionaje para Estados Unidos, incluso, usted fue señalado de esto.

CL: La misión de CIRMA debe ser sin banderas ideológicas. Al principio fuimos criticados por el mismo Severo Martínez Peláez y la izquierda, quienes pensaban que éramos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), mientras que los de derecha nos acusaban de ser comunistas.

Pero esto tuvo su fundamento. En el contexto de las dos guerras mundiales, Estados Unidos, usó a Centroamérica para enfocarse en la seguridad del Canal de Panamá.


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Por casualidad en los años 60’s, me encontré en la Mapoteca de Memorial Library de la U. de Wisconsin-Madison con un mapa de Guatemala de la O.S.S. (Oficina de Servicios Estratégicos) de la Segunda Guerra Mundial. Tenía identificas con el símbolo nazi todas las áreas del país donde se encontraban fincas de café alemanas. En ese momento, pensé que no estaba basado en una investigación precisa, sino era producto de una sincera preocupación norteamericana por la influencia alemana en Guatemala.

Esta preocupación tuvo un impacto entre los investigadores que trabajaron con el Instituto Carnegie en diferentes sitios arqueológicos justo antes de la Segunda Guerra Mundial. El equipo de investigadores fue asignado en otras tareas, como incursionar en el cultivo del árbol de quina (cinchona) en la costa del Pacífico de Guatemala, producto usado para combatir la malaria. Edwin Shook y mi primo Francis Richardson, ambos de la Carnegie Institution colaboraron con la O.S.S, que fue la predecesora de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos.

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