El presidente Joe Biden ofreció su «profunda gratitud» ayer a los agentes policiales que respondieron al asalto del Capitolio el 6 de enero, en una ceremonia en la que promulgó una ley para otorgarles Medallas de Oro del Congreso por sus servicios.
El mandatario agradeció a los oficiales por salvar la vida de los legisladores durante esas «horas trágicas» del ataque hace siete meses.
La medalla es el mayor honor que el Congreso puede conceder. Acompañados por legisladores, policías y las familias de los agentes policiales que fallecieron tras el ataque, Biden y la vicepresidenta Kamala Harris efectuaron la ceremonia formal de promulgación en la Rosaleda de la Casa Blanca.
Muchos agentes policiales fueron golpeados brutalmente y lesionados ese día, luego de que la turba violenta de partidarios del entonces presidente Donald Trump los superó para meterse al Capitolio e interrumpir la certificación de la victoria electoral de Biden. Muchos de los insurrectos repetían las afirmaciones falsas de Trump acerca de que hubo un fraude electoral generalizado, y al mismo tiempo cazaban a los legisladores e intentaron derribar las puertas de la Cámara de Representantes mientras los congresistas estaban en el interior.
Algunos de los agentes policiales, incluyendo cuatro que dieron su testimonio en una audiencia de la cámara baja la semana pasada, han hablado abiertamente acerca de las cicatrices mentales y físicas que aún padecen.
«Mis conciudadanos estadounidenses, recordemos de qué se trató esto», manifestó Biden acerca del asalto al Capitolio. «Fue un intento violento por revocar la voluntad del pueblo estadounidense, para buscar el poder a como diera lugar, a reemplazar las boletas con la fuerza bruta. Para destruir, no para construir. Sin democracia, nada es posible. Con ella, todo lo es».
El Senado aprobó el proyecto de ley por votación oral, sin objeciones de los republicanos. La Cámara de Representantes lo aprobó en junio, con el voto en contra de 21 republicanos que han minimizado la insurrección en defensa de Trump.
Trump, junto con muchos republicanos que aún le son leales, ha alegado que los disturbios fueron en realidad una manifestación pacífica, incluso después de que los agentes policiales que intentaron proteger el edificio han expresado con detalle las secuelas que les han dejado. Los cuatro oficiales que presentaron su testimonio en la emotiva audiencia la semana pasada narraron sus experiencias en las que vieron de cerca la muerte cuando los manifestantes los golpearon y aplastaron con tal de ingresar al Capitolio.
Biden dijo en la ceremonia del jueves que «no podemos permitir que la historia sea reescrita», y el heroísmo de los oficiales no puede ser olvidado.
«Tenemos que entender lo que pasó», manifestó el mandatario. «La verdad honesta y sin barnizar. Tenemos que enfrentarla».