Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82
Después que les pasó el efecto, tanto al presidente Alejandro Giammattei como a Consuelo Porras, del sopapo del martes cuando Estados Unidos dijo que había perdido la confianza en la fiscal del Presidente que manda en el reinado de impunidad, ambos decidieron cambiar de estrategia.
Primero, fue querer hacer ver como que los malos de la película son los estadounidenses al poner en pausa los fondos que entregaban al Ministerio Público (MP) y cuando se dieron cuenta que eso no les funcionó, quisieron pasar a decir que buscarán fondos en otro lado y ayer dijo el Consuelo que le hace Porras a la Impunidad, que hay otros países que sí confían en ella.
A las horas salieron Alemania, Canadá, Francia, El Reino Unido, Suecia y Suiza a expresar seria preocupación por las acciones de Porras, lo que le representó otro revés para la Fiscal General, señora a la que hasta sus alumnos conocen bien y le llaman corrupta.
Quizá los rusos confían en Porras porque saben que nunca investigará nada relacionado a los negocios de Alejandro Giammattei y Miguel Martínez y seguramente ellos son uno de los pocos miembros de la comunidad internacional que sí confía en el Consuelo que brinda Porras para quienes navegan en la corrupción o en la estafa que derivó el contrato por las Sputnik. Seguramente, para salvaguardar la mordida por el 50% de las vacunas es que no pidieron de vuelta el dinero.
Como una especie de chantaje, el Gobierno y la Fiscal General acordaron decir que van a buscar otros fondos y quizá harían bien en pedirle a los rusos que las mordidas pactadas mejor sirvan para financiar al MP porque así como van las cosas, el país corre el riesgo de sufrir otras acciones de una comunidad que entiende que en impunidad no hay futuro.
Quieren lucir juntos porque a Giammattei le preocupa que los rencores de la profesora amada por sus alumnos provoque que sí deje que sigan las investigaciones que tenía Juan Francisco Sandoval y su equipo; ambos saben que poco falta para que aumenten las voces que le sugieran a Giammattei pensar en una transición en el MP, con la intención de que no haya alguna sanción que económicamente nos afecte.
Mientras tanto, Porras quiere seguir mostrando lealtad en algo que ya se le volvió personal. Quiere la captura de Sandoval y ahora sí presiona a los fiscales (ya sabemos cómo actúa cuando la tiene contra alguien), además piensa en otro relevo en la FECI, confirma a Cinthia Monterroso y le andan “ofreciendo” a los buenos trabajadores de la Fiscalía Contra la Impunidad que se muevan a otras fiscalías.
La presión seguirá subiendo porque Giammattei y Porras ahora se centran solo en quedarse afuera de la cárcel, una por obstruir la justicia y el otro por meterse en babosadas que no debe y eso los hará seguir cometiendo barrabasadas.
Y aumentará más a medida que los guatemaltecos, alejados de los extremos radicales, seamos capaces de hablarnos, de escucharnos y de trazarnos metas conjuntas para aterrizar mínimos que le cierren espacios a los extremos, a los dictadores y/o populistas.
Solo en Rusia, donde nos vieron la cara en pleno COVID, le creen a Giammattei y a Porras.