Carlos Rolando Yax Medrano

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Carlos Rolando Yax Medrano

Ante la situación actual del país, algunos sectores han manifestado que exigir la renuncia de Alejandro Giammattei al cargo del Presidente de la República es un atentado contra la institucionalidad del Estado. En su lugar, esos sectores han propuesto a la población guatemalteca que permanezca unida y que no caiga en manipulaciones ni confrontaciones. En este momento de crisis, lo mejor que pueden hacer es continuar con el registro en los centros de vacunación. Sin embargo, la situación actual del país es resultado de una realidad que desconocen.

Los centros de vacunación deberían funcionar todo el día, todos los días, para alcanzar la meta del Ministerio de Salud y Asistencia Social de vacunar a 11 millones de personas este año. Aunque todos abren sus puertas desde las 8:00, en muchos se pueden encontrar cerradas desde poco antes de las 9:00 o 10:00 horas. En realidad no hay mucho qué hacer si no hay vacunas. En algunos ha habido disponibles tan solo 10 dosis diarias. En otros simplemente no hay una sola dosis disponible para aplicar a las personas. Si no hay vacunas ¿cuál es el incentivo para que las personas lleguen a un centro de vacunación?

Los centros de vacunación también funcionan como puestos de registro. En Guatemala casi 2 millones de personas no tienen acceso a energía eléctrica y, en consecuencia, no pueden registrarse ni siquiera por medio de celulares. Además, 5 de cada 6 personas no cuentan con el servicio de internet y 4 de cada 5 personas no tienen al menos una computadora en sus hogares. A los puestos de registro acuden personas que no tienen facilidad para el manejo de la tecnología y, sobre todo, personas que no tienen acceso a ella. El problema más grave empieza cuando en los centros de vacunación tampoco hay internet ni computadoras. En muchos centros de vacunación, los registradores han tenido que llegar al extremo de usar sus teléfonos personales y comprar paquetes de internet móvil con su propio dinero, que nadie les reembolsa, para poder registrar a las personas.

El colmo es que los centros de vacunación han funcionado como hospitales de campaña, optimizando sus recursos como si se estuviesen atendiendo heridos de guerra. Si a los hospitales de campaña les suministran 10 ampollas de morfina cada día, que deben ser inyectadas una por cada persona, pero todos los días llegan más de 10 personas heridas ¿qué pueden hacer los médicos? En alguna ocasión puede habérseles ocurrido juntar los residuos que quedan en el fondo de las 10 ampollas y así sacar suficiente morfina para una o dos personas más. Al final se habrán hecho milagros para aliviar el dolor de 12, con lo que alcanzaba solo para 10 personas.

Alejandro Giammattei en la gestión de la pandemia ha sido tan útil como un lobo que queda al cuidado de las ovejas. De nada sirve que sea médico si no se preocupa por las personas enfermas. De nada sirve que haya construido el “mejor” hospital de Centroamérica si no hay personal que lo atienda. De nada sirve que se le haya dado tanto dinero si no va a comprar vacunas. ¿Para qué fue electo, entonces, si no iba a ser Presidente? La única exigencia lógica es su renuncia.

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