Ana Cristina Morales

crismodenesi@gmail.com

Médica y cirujana licenciada por la Universidad de San Carlos de Guatemala, especializada en psiquiatría con arreglo al Programa USAC/IGSS. Con las especializaciones de atención en psicoterapia a mujeres maltratadas, así como en adicciones y Supervisora psicosocial. Autora de -Aprender a perdonar. “Una herramienta en psicoterapia”, publicación personal, y coautora del artículo: “Consecuencias biopsicosociales del abuso sexual”, del libro Síndrome de intestino irritable y otros trastornos relacionados, publicado por Editorial Panamericana. Del libro “El perdón y la salud” de editorial Plataforma. Columna de opinión “Conversando con la Psiquiatra” en el periódico guatemalteco “La Hora”, Trabaja en oficina privada como psicoterapeuta y psiquiatra.

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Dra. Ana Cristina Morales Modenesi

Este artículo trata de condensar ideas de algunos escritores acerca del silencio y de su importancia. Comenzando con Hemingway, escritor norteamericano, quien expresa: “Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para aprender a callar”.

El silencio es otro tipo de lenguaje que comunica en ausencia de palabras, Rumi cree que es el lenguaje de Dios y lo demás son meras traducciones. Erasmo de Rotterdam señala que; “la verdadera amistad llega cuando el silencio entre dos parece ameno”.

En el aprendizaje social, con exclusiones culturales, se estimula el hablar y con alguna frecuencia se menosprecia el silencio. Pero, no todo lo que se expresa verbalmente es relevante y no todo lo que se calla amerita serlo. Al respecto, se ha enunciado que: lo que se ha de decir, tiene que ser más bello que el silencio.

En la conversación el silencio juega un papel primordial, es considerado un gran conversador, quien sabe escuchar en silencio. De lo que no sabemos, tendríamos que guardar silencio. Y a veces, el silencio es cuestión de vida y muerte.

La vida misma para apreciarla como propia necesita del silencio, no se puede ser creativo sin el silencio y trascender a sí mismo. Para ello, se necesita de ese momento de silencio.

Se dice que el silencio es signo de sabiduría mientras que la locuacidad es señal de estupidez. La gente en general tiene más arrepentimiento por haber hablado que por haber callado, es más fácil equivocarse al hablar. Además, a los silenciosos no se les puede quitar la palabra, lo que les concede poder. A veces, no hay palabras que comuniquen mejor que el silencio.

El silencio es importante para entender, para realizar procesos de aprendizaje y para sentirnos vivos y en contacto con esa persona, quien se es. El silencio puede contribuir a disipar riñas o mal entendidos, pero también a exacerbarlos. El silencio puede mejorar la salud y el sistema inmunológico. Porque ayuda a serenarnos.

Por último, el silencio se convierte en una invitación para disfrutar una vida con conciencia

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