Los los hallazgos del proyecto dan cuenta de los efectos de este material en las costas de Guatemala y Honduras, en la vida marina y en los humanos. Fotos: Cortesía Rescue The Planet

El fotógrafo y ambientalista guatemalteco Sergio Izquierdo, director y fundador de la organización Rescue the Planet, comandó una expedición con fines de investigación, enfocada en realizar estudios científicos sobre el impacto de los microplásticos en el mar Caribe. A lo largo de 660 kilómetros de travesía, ocho días y 14 tripulantes, los hallazgos de este equipo dan cuenta de los efectos de este material en las costas de Guatemala y Honduras, en la vida marina y en los humanos.

La expedición partió de Río Dulce, Izabal, se dirigió al puerto de Omoa en Honduras, continuó en Puerto Cortés, para luego alcanzar las islas de Utila y Roatán en el océano Atlántico.

Las repercusiones de este material sintético creado en el siglo XX, del cual no se detiene en su producción, y se recicla muy poco, afectan desde los derechos humanos, el turismo, los pescadores e incluso el empleo. “Gastamos 1 millón de lempiras al año en la limpieza de las playas, ese dinero podría usarse en otra cosa”, manifestó Ricardo Alvarado, alcalde de Omoa a la expedición.

El proyecto se enfocó en realizar estudios científicos sobre el impacto de los microplásticos en el mar Caribe. Fotos: Cortesía Rescue The Planet

En los peces, se encontró en una muestra de la especie Yalatiel, o cola amarilla, que hasta el 64% tenía en sus estómagos restos de microplásticos. Esto equivale a 16 de 25 peces muestreados.

ANÁLISIS MICROSCÓPICO

De la expedición se analizaron muestras de seis puntos de observación y registro de datos, con el fin de identificar y cuantificar los microplásticos. Estos fueron: Bahía de Amatique, Desembocadura Motagua, Omoa, Parque Nacional Utila, Refugio de Vida Silvestre Punta de Manabique y Parque Nacional Río Dulce.
Para ello se realizaron los análisis en los laboratorios del Departamento de Biología de la Universidad del Valle de Guatemala (UVG), con el apoyo de estudiantes de biología, liderados por la bióloga Ninoshka López.

“A las muestras se les realizó una digestión orgánica para eliminar materia orgánica y poder separar los microplásticos, los cuales no se ven afectados por este proceso. Posterior a ello, se hizo una separación por densidad, para que los microplásticos quedaran flotando y se pudieran colectar para poder ser observados con el estereoscopio. Así se identificaron, se cuantificaron y se hizo una separación por tipos de microplástico: fibras, fragmentos, pellets, film y foam.

Se analizaron muestras de seis puntos de observación y registro de datos, para identificar y cuantificar los microplásticos. Fotos: Cortesía Rescue The Planet.

RECHAZAN AL PLÁSTICO DE UN SOLO USO

El mensaje final de Sergio Izquierdo se centró en qué estamos haciendo mal, puesto que más del 90 por ciento del plástico no se recicla. La limpieza de playas no es funcional, como tampoco lo son las “biobardas”, pues al final la basura con las corrientes fuertes o el invierno, pasa como un túmulo encima de estas. “La única solución es rechazar el plástico de un solo uso y elegir desde el momento de compra, empaques que sean amigables y sostenibles con el medio ambiente”, afirma.

La expedición Plasticósfera permitió documentar la catástrofe ambiental que está generando todo el plástico de un solo uso que consumimos diariamente desde nuestro hogar o lugar de trabajo y que termina en los ríos y por último llega al mar en donde afecta a tantas especies marinas, que incluso luego, el mismo humano consume, añadió.

Parte de los resultados obtenidos tras el estudio. Fotos: Cortesía Rescue The Planet

DAÑOS IRREPARABLES

• Cada minuto se usan diez millones de bolsas y 1 millón de botellas plásticas en el mundo.

• El plástico no desaparece, se fragmenta en partículas conocidas como microplásticos que miden menos de 5 milímetros, las que han rebalsado los océanos del mundo.

• Nuevos estudios sugieren que la concentración de microplásticos podría exceder 3,700 m3 de microplásticos. Esto es más que la población de zooplancton, la base de la cadena alimenticia.

• Los nuevos estimados de microplásticos predicen un impacto negativo en la vida marina, biodiversidad y los servicios ecosistémicos; y por lo tanto, al ser humano.

• En promedio, una persona podría ingerir aproximadamente 5 gramos de plástico cada semana, el equivalente al peso de una tarjeta de crédito, según estudios.

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