Ayer quedó confirmado que Estados Unidos no puede hacer efectiva la donación de vacunas que ofreció la administración Biden porque las autoridades guatemaltecas no han podido cumplir con los requisitos que piden las empresas farmacéuticas para que se les exima de responsabilidad por cualquier efecto secundario que pueda producir la vacuna. La misma jefa de la agencia de cooperación de Estados Unidos dijo que la causa del retraso en la entrega de la donación es el cumplimiento de ese detalle fundamental para los laboratorios que producen la vacuna y que han tenido que firmar todos los países donde las mismas son administradas.
Evidentemente vamos mal en la gestión de las vacunas para ir inmunizando a la gente. No nos sale una porque, desafortunadamente, los funcionarios como que andan de arriba para abajo haciendo otras cosas, como hizo el mismo presidente en su momento cuando justificó el retraso para firmar el decreto que facilitaba la adquisición de las vacunas. Y es que la vacunación debe ser la prioridad del quehacer del gobierno en las condiciones actuales. No se trata sólo de que eso es indispensable para reactivar plenamente la economía; es, literalmente, un asunto de vida o muerte porque la ausencia de inmunidad es una condena a muerte para miles de personas que abarrotan el sistema hospitalario en donde los que trabajan en la primera línea están sufriendo las severas consecuencias de tantos meses de angustia y esfuerzo por salvar vidas, especialmente cuando se quedan sin insumos porque las autoridades no tuvieron las necesarias previsiones para adquirirlos.
Una semana de atraso en un trámite burocrático relacionado con las vacunas, sobre todo si éstas son gratis y vienen a suplir el ineficiente abastecimiento de la vacuna rusa por la que ya se pagó una millonada, es un crimen de lesa humanidad porque, sin lugar a dudas, condena a muchos a muerte porque seguirán los contagios mientras no dispongamos de las dosis necesarias para agilizar la vacunación. Por supuesto que para el gobierno puede ser que estén tratando de ganar tiempo porque no disponen de los refrigeradores necesarios para proteger una gran cantidad de dosis y no se quieren exponer a que al inyectar vacunas que no estuvieron en la cadena del frío puedan producirse demandas de los afectados por la falsa inmunización en la que nada tendrían que ver las empresas productoras.
Urge que expliquen el por qué de tanto retraso y cómo garantizarán la cadena del frío cuando llegue una buena cantidad de dosis que donaría Estados Unidos para asistir a parte de nuestra gente.