Con sufrimiento y la ayuda del horizontal sobre el final, Panamá avanzó el martes al octagonal final de las eliminatorias de la CONCACAF al Mundial de Qatar, al empatar sin goles frente a Curazao.
En lo que fue su partido 100 en eliminatorias mundialistas, la selección panameña, que asistió a su primera Copa del Mundo en Rusia 2018, se impuso con un global de 2-1 en su cruce con la pequeña isla caribeña dirigida por el estratega Patrick Kluibert, y se sumó a la siguiente ronda en la que esperan México, Estados Unidos, Costa Rica, Honduras y Jamaica.
El Salvador y Canadá, que ganaron sus respectivos partidos de ida contra San Cristóbal y Nieves y Haití, buscaban en la jornada en los choques de vuelta como local asegurarse los otros dos pasajes a la fase de ocho, que clasificará a los tres primeros a Qatar y dará al cuarto el boleto a un repechaje intercontinental.
El formato del hexagonal tradicional se extendió de seis equipos y diez partidos a ocho equipos y 14 partidos en cambios que se derivaron debido a la pandemia del nuevo coronavirus.
El portero Eloy Room le atajó un penal al centrocampista panameño Édgar Bárcenas a los 57 minutos, lo que generó un estallido de alegría en las tribunas del Estadio Ergilio Hato de césped artificial. La máxima pena se produjo por una mano de Michael Maria en el área tras centro.
Panamá se comió las uñas a los 73 cuando un centro de Kenji Gorré no pudo ser conectado por Leandro Bacuna con el arco a su disposición. Posteriormente, a los 82, un remate en el área de Anthony van den Hurk a pase de Jurien Gaari pegó en el larguero horizontal para suerte de Panamá, cuyo arquero Mejía se había notado algo titubeante en algunas salidas.
Tras el partido, los jugadores de Curazao, un territorio autónomo de los Países Bajos y con un fuerte toque futbolístico de la nación europea, se abrazaron y algunos lloraron. Se anticipaba que el rival caribeño, dos peldaños más arriba que Panamá en la clasificación de la FIFA y que se coronó campeón de su zona en 2017, sería un contendiente difícil.
En el choque de ida, el sábado, Panamá ganó por 2-1, dejándose meter un gol sobre el final, por lo que sabía que un triunfo de Curazao por 1-0 la dejaba eliminada.
Por ello, el timonel de los panameños, el hispano-danés Thomas Christiansen salió con un solo delantero y precavido. A los visitantes les costó hilvanar jugadas más allá de la media cancha y sus cuatro remates en la primera parte no incomodaron en lo absoluto el arco rival.
Curazao tampoco pudo capitalizar su mejor posesión de pelota y más llegadas.