Entre hacinamiento, sin acceso a servicios o programas de desarrollo crecen 116 niños junto a sus madres en los centros carcelarios de Santa Teresa y Fraijanes, según los registros de la Dirección General del Sistema Penitenciario. Las mamás de estos menores cumplen una condena o están en prisión preventiva a la espera de que se resuelva su situación legal.
Los primeros 4 años de vida de estos niños se dan en un ambiente de privación de libertad, el cual es perjudicial, no hay celdas individuales y están expuestos a varios peligros.
De acuerdo con el director del Sistema Penitenciario (SP), Luis Rodolfo Escobar Ovalle, la ley no obliga a esa institución a darle alimentación a los menores de 4 años, pero “nosotros por cuestiones humanitarias buscamos ayuda”.
El funcionario agregó que en la actualidad el Colectivo Artesanas apoya con los alimentos para los pequeños y otras instituciones, las cuales no especificó.
ATRIBUYE HACINAMIENTO A PRISIÓN PREVENTIVA
Escobar Ovalle reconoció que hay hacinamiento en estos lugares, así como en los 22 centros carcelarios a cargo de la entidad que dirige, pero argumentó que esto no es responsabilidad del Sistema Penitenciario, “sino de quienes abusan de la medida de prisión preventiva”.
Añadió que esto se puede corregir con la aplicación del control telemático, un proyecto que no ha avanzado.
Actualmente la capacidad del SP para resguardar mujeres es de 677 y están privadas de libertad 2,877, “estamos sobrepasados con 2,200 personas”, explicó.
DEBEN CREARSE ESPACIOS PARA ELLOS
Para el director del Refugio de la Niñez, Leonel Dubón los niños que están en prisión junto a sus madres se enfrentan a un doble trauma. “Crecer en estas condiciones y más traumática la separación cuando cumplen los cuatro años”, advierte.
Dubón señala que las madres privadas de libertad tienen derecho a estar con sus hijos y “los pequeños deben desarrollarse junto a sus madres, sin embargo, se deben crear espacios especiales”.
La psicóloga Marleny Cifuentes, fundadora del programa Creciendo Juntos en Amor y Respeto, señala que en la primera infancia “el apego está directamente relacionado con la salud mental de los pequeños y este se da desde los 9 hasta los 24 meses de vida”.
Cifuentes considera que el trabajo de la maternidad debe contar con un grupo de apoyo, lo que permitirá “un óptimo desarrollo”.
Por último, resalta que el ambiente en el que crecen estos niños no es el idóneo y esto afecta “el desarrollo del pequeño porque dentro de ese espacio puede haber conductas delictivas o maltrato… va a afectar cuando el niño se reincorpore a la sociedad porque puede enfrentar un estrés tóxico por la ausencia de su mamá”, expresó.
La profesional recomienda la implementación de programas de acompañamiento para garantizar su protección.