Lo expuesto por la Vicepresidenta de Estados Unidos durante su visita a Guatemala no deja lugar a dudas de que tiene una muy clara visión de la realidad de nuestro país y el hecho de que tanto tras reunirse con el mandatario Alejandro Giammattei como con miembros de la sociedad, ella destacara insistentemente el tema de la corrupción, aunado a la creación de la fuerza de tarea para enfrentar ese flagelo con apoyos técnicos, confirma que no se están haciendo bolas y que, a pesar de las negativas reiteradas y hasta molestas del gobernante guatemalteco, les preocupa el tema de la impunidad que alienta la corrupción.
Se habló de alguna ayuda concreta que se dará a comunidades de donde salen muchos migrantes que viajan a Estados Unidos y también de la presión que se hará para controlar el negocio del coyotaje, pero en el fondo todo se termina resumiendo en la preocupación que les causa esa explosiva mezcla de corrupción e impunidad porque saben que ello es lo que deteriora las instituciones que debieran tener a su cargo la promoción de condiciones que devuelvan esperanza a la gente en su propia tierra.
Y es que ya en el pasado se han creado programas que pretendían atender las necesidades de la gente para mitigar el flujo migratorio y el mismo Biden formó parte del gobierno que hizo el mayor aporte económico en esa materia, el de Obama, que no llegó a los pobladores por la forma en que fue diseñado y porque la contraparte en la región no tenía el menor interés de cambiar las condiciones existentes ni en trasladar los recursos a donde impactaran de manera directa.
Pasada la visita de Harris y los intercambios, ahora volvemos a nuestra propia rutina y nuestra forma de hacer las cosas. Por mucho apoyo que se haya brindado a la FECI, esa golondrina que se esfuerza por hacer verano, los empeños para eliminarla no van a cesar por más que el gobierno se trate de lavar las manos, pero es obvio que desde la perspectiva norteamericana está muy claro el papel que juega cada quien y el impacto que la impunidad tiene en el descalabro institucional y la ausencia de gobernanza, puesto que todo el empeño está centrado, básicamente, en seguir exprimiendo los recursos públicos para beneficio de funcionarios y contratistas debidamente apalabrados.
La sociedad guatemalteca, tan polarizada, muestra entre temor y esperanza luego de esta visita. En los próximos días se irá viendo cuál es el rumbo de las acciones concretas de EUA.