Los opositores del primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, presionaron hoy para celebrar una rápida votación que ponga fin a su largo mandato, acelerando lo que se espera que sea un intento frenético del gobernante y sus aliados para que la nueva coalición fracase.
La última maniobra política comenzó pocas horas después de que el líder de la oposición, Yair Lapid, y su principal socio en la coalición, Naftali Bennett, con quien forma una extraña pareja ideológica, anunciaron que habían llegado a un acuerdo para lograr una mayoría en el Knesset y formar gobierno. El anuncio desencadenó un complejo proceso que podría alargarse una semana, dando tiempo a Netanyahu para tratar de presionar a los miembros del grupo alineados ideológicamente con él para que lo abandonen.
Netanyahu arremetió contra sus enemigos el jueves y dio indicios de que seguirá presionando a sus exaliados. «Todos los miembros del Knesset que fueron elegidos con el voto de la derecha tienen que oponerse a este peligroso gobierno izquierdista», aseguró en Twitter.
La pregunta es si la coalición de 61 votos se mantendrá unida durante la votación de los 120 miembros del parlamento israelí, y quién presidirá esa votación.
Netanyahu ha acusado a sus exaliados presentes en el nuevo grupo de traicionar los valores de la derecha. Sus seguidores se han manifestado y lanzaron campañas en redes sociales repitiendo el mensaje del mandatario en la última semana, coincidiendo con las negociaciones para cerrar la coalición. Un factor a favor de Netanyahu: el presidente del parlamento es un aliado suyo que podría usar su cargo para demorar el voto y darle más tiempo para sabotear la coalición.
El primer ministro y sus partidarios convocaron una reunión más tarde en el día para planear sus próximos pasos, y no estaba claro si sus opositores podrían nombrar a un nuevo presidente para la votación del Knesset que debe confirmar el nuevo gobierno.
Si sale adelante, Lapid y una diversa gama de socios de todo el espectro político israelí pondrán fin al mandato de 12 años de Netanyahu, que batió récords pero fue muy divisivo.
Según el acuerdo, Lapid y Bennett rotarán en el puesto de primer ministro. Bennett, un antiguo aliado de Netanyahu, ocupará el cargo los dos primeros años y Lapid los dos últimos, aunque no está claro que su frágil coalición dure tanto tiempo.
El histórico pacto incluye también a un pequeño partido islamista, la Lista Árabe Unida, que será la primera formación árabe en una coalición de gobierno en la historia del país.
Se espera que en los próximos días Netanyahu, desesperado por mantenerse en el poder mientras lucha contra acusaciones de presunta corrupción, haga todo lo posible para evitar que la nueva coalición asuma el poder. Si fracasa, quedará relegado a la oposición.
El acuerdo llega en un momento tumultuoso para Israel, que el mes pasado libró una guerra de 11 días contra Hamas, el grupo insurgente que gobierna la Franja de Gaza, durante un episodio de violencia entre judíos y árabes en ciudades de todo el país. La nación está saliendo también de la crisis provocada por la pandemia del coronavirus, que causó profundos daños económicos y expuso las tensiones entre la mayoría laica y la minoría ultraortodoxa.