El presidente brasileño Jair Bolsonaro insistió el martes que la Copa América se puede disputar este mes en su país en medio de la galopante pandemia de coronavirus.
El mandatario de ultraderecha y su gobierno recibieron críticas por parte de congresistas y expertos sanitarios por la decisión de montar el torneo en un país que tiene la segunda mayor cantidad de decesos de COVID-19 en el mundo.
La CONMEBOL, ente rector del fútbol sudamericano, anunció el lunes a Brasil como anfitrión del torneo luego que Argentina desistió por una segunda oleada del virus en el país. A su vez Colombia, el otro co-anfitrión, fue apartado por la propia CONMEBOL el 20 de mayo debido a las protestas antigubernamentales que azotan al país desde fines de abril.
Luiz Eduardo Ramos, el jefe de gabinete de Bolsonaro, había puesto en duda la celebración del certamen el lunes, pero Bolsonaro señaló que él y sus ministros están de acuerdo que Brasil pueden organizarlo pese al ritmo lento de la vacunación en el país.
“Si dependiera del gobierno federal, la Copa América se jugará en Brasil», dijo Bolsonaro en Brasilia. ““Fui consultado por la Confederación Brasileña de Fútbol y por nuestra parte es positivo. En lo que mí respecta, los ministros, incluyendo a nuestro ministro de salud, todo está zanjado. Será una realidad”.
Más de 463.000 personas ha fallecido por COVID-19 en Brasil, sólo por detrás de Estados Unidos. Los expertos anticipan otra oleada del coronavirus a fines de junio. Muchos hospitales tienen más del 80% de sus salas de cuidados intensivas ocupadas por contagiados.
El sábado se registraron multitudinarias manifestaciones en más de 80 ciudades contra Bolsonaro, quien enfrenta una investigación por el manejo de la crisis sanitaria.
La CONMEBOL anunció que la Copa América en Brasil será inaugurada el 13 de junio y la final se disputará el 10 de junio, manteniendo el mismo formato.
Aún no se han anunciado las ciudades sede, pero algunos gobernadores y alcaldes plantearon su oposición a ser parte del torneo. Otros indicaron que los partidos podrán disputarse bajo estrictos protocolos sanitarios.
La Confederación Brasileña de Fútbol no respondió de inmediato a consultas de The Associated Press.
En tanto, las selecciones sudamericanas se encuentran entrenando para afrontar desde el jueves un doble fecha de las eliminatorias de la Copa del Mundo.
Como otras competiciones continentales, la Copa América se iba disputar originalmente en 2020, pero la pandemia forzó su postergación.
Legisladores y dirigentes de partidos políticos amenazaron con recurrir a los tribunales por la decisión de Bolsonaro de traer el torneo. Algunos de ellos redoblaron sus gestiones en la investigación en el Senador por la respuesta del presidente frente a la pandemia.
El senador Renán Calheiros apeló el delantero Neymar en la sesión del martes.
“Neymar, quiero decirte algo. No apoyes esta Copa América en Brasil. No necesitamos este campeonato ahora», señaló Calheiros. “Necesitas anotar algunos goles para cambiar este marcador”.
Apenas el 11% de la población de Brasil ha recibido las dos dosis de la vacuna, según la organización “Our World in Data”, que lleva la estadística mundial de la inoculación.
El jefe de la investigación, el senador Omar Aziz, se expresó en contra del torneo. El país fue la sede de la Copa América en 2019 y su selección se coronó campeona.
“Si Brasil gana esto, ¿servirá para cambiar esta situación? No tenemos nada que celebrar y mucho de lamentarse», dijo Aziz.
El senador Eduardo Girão, aliado de Bolsonaro, fue una de las pocas voces que defendió la decisión.
“Se ha politizado enormemente el torneo”, dijo Girão. “Deberíamos celebrar que la Copa América regresa. No es un torneo cualquiera”.