Decenas de miles de personas evacuaron la ciudad de Goma, en el este de República Democrática del Congo, por miedo a otra erupción volcánica del monte Nyiragongo, que expulsó lava cerca de la ciudad la semana pasada. Vehículos y peatones llenaron las calles, desesperados por escapar del peligro.
El volcán podría entrar en erupción en cualquier momento, señaló el teniente general Constat Ndima Kongba, gobernador militar de la provincia de Kivu Norte, que ordenó la evacuación de 10 de los 18 vecindarios de la población de 2 millones de personas.
Aunque la mayor parte de Goma se libró de la erupción anterior, el nivel de riesgo había subido después de que se detectara actividad volcánica bajo la zona urbana y el lago Kivu, dijo Kongba.
«Según estas observaciones científicas, en este momento no podemos descartar una erupción en tierra o bajo el lago. Y esto podría ocurrir con poca (o ninguna) advertencia», señaló. Además, una erupción bajo el lago Kivu podría tener consecuencias como provocar una explosión de gas en el lago, que a su vez podría destruir partes de Goma y Gisenyi, en la vecina Ruanda.
Se advirtió a los residentes que llevaran pocos objetos consigo, que no podrían regresar a sus hogares y que se desplegarían vehículos para ayudar con la evacuación.
El jueves se veía a mucha gente que salía hacia la población de Sake, en el norte, y a Ruanda, al este. Organizaciones internacionales como la delegación de Naciones Unidas en el Congo ya habían empezado a evacuar a su personal el miércoles.
Maguy Balume dijo por teléfono a The Associated Press que había salidos con sus dos hijos y se dirigía a Sake.
«Estoy con mis dos hijos camino de Sake, después de dejar mi casa. Mi esposo está en una misión en Kinshasa y no sé cómo vamos a reunirnos», dijo. «No pienso en mi casa, porque la salud y la seguridad de mi familia van primero. Puedo construir otra casa si quiero. Sé que mi Dios salvará Goma».
Sin apenas advertencias, el monte Nyiragongo, uno de los volcanes más activos del mundo, tiñó de rojo brillante el cielo nocturno el sábado y expulsó torrentes de lava sobre los pueblos cercanos. La erupción destruyó más de 500 viviendas y provocó más de 32 muertos a lo largo de varios días, según las autoridades.
La erupción anterior del Nyiragongo fue en 2002, cuando murieron cientos de personas. La lava cubrió las pistas del aeropuerto y más de 100.000 personas se quedaron sin hogar. Otra erupción en 1977 mató a más de 600 personas.