Los países que dependen del turismo se apresuran a reabrir sus fronteras y reactivar economías diezmadas por la pandemia.
El Consejo Mundial de Viajes y Turismo estima que el sector perdió casi 4.5 billones de dólares y 62 millones de empleos el año pasado. Sólo las aerolíneas perdieron 126 millones de dólares el año pasado y van camino de perder otros 48,000 millones este año, según el principal grupo del sector.
La campaña de vacunación contra el COVID-19 está dando confianza a los gobernantes de muchos países para recibir visitantes. Pero los plazos son cruciales.
«El verano es una temporada fuerte para la mayoría de los mercados, especialmente Europa y Gran Bretaña. Tenemos mucha esperanza en ver que las restricciones se relajan», dijo Virginia Messina, directora interina del Consejo Mundial de Viajes y Turismo.
Para cualquiera que planifique un viaje, puede ser difícil seguir el mosaico de normas en todo el planeta. Por ejemplo, Chipre tiene restricciones para países que considera de alto riesgo y requiere que los pasajeros que llegan presenten un negativo en una prueba PCR realizada en las 72 horas antes de su salida, y hagan otra prueba al llegar. También tienen que mantenerse aislados en Chipre hasta que tengan el resultado de esa segunda prueba.
Aunque la tasa de contagios en Chipre ha bajado de forma significativa en las últimas dos semanas, hasta finales de junio la situación no estará lo bastante clara para que las operadoras de viajes y aerolíneas preparen las reservas, señaló Constantinos Victoras, director general del NissiBlu Hotel, situado cerca de la famosa playa de arena blanca de Ayia Napa.
«Ahora mismo la incertidumbre es demasiado grande», señaló.
Agatha y Simon Godurkiewicz, de Suecia, dijeron que habían decidido ir de vacaciones a la isla por la fatiga pandémica, y que la gente sólo quiere retomar sus vidas y recuperar algo de normalidad.
A continuación, un vistazo a cómo intentan reabrir las diferentes regiones:
EUROPA
Europa ha reabierto despacio, poniendo a prueba la paciencia de los países mediterráneos que dependen mucho del turismo, como Grecia, España y Turquía. Eso empieza a cambiar, y los embajadores de la Unión Europea acordaron la semana pasada permitir la entrada a visitantes que completaron su vacunación o proceden de una lista ampliada de países que se consideran seguros.
Los estados miembros aún tienen que aprobar los cambios, y no está claro cuándo entrarían en vigencia.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, dijo el vienes que España permitirá la entrada de viajeros británicos y japoneses a partir del lunes si están vacunados, y abrirá a personas de otros países, como Estados Unidos, desde el 7 de junio.
En Grecia ya se ven turistas, después de que las autoridades allí decidieran este mes aceptar certificados de pruebas y vacunaciones de la UE y otros 21 países.
En la isla griega de Naxos, los empresarios empezaron a sacar mesas y sillas de los almacenes, limpiar los patios y reabrir las tabernas junto al mar.
«La gente aquí es optimista y, sí, se han hecho muchas reservas en las últimas dos semanas», dijo el alcalde de Naxis, Dimitris Lianos. «Podría haber una recuperación significativa de la temporada turística, incluso en la segunda mitad del año. Me atrevo a decirlo».
También ha reabierto Croacia, uno de los pocos lugares de Europa que es fácil de visitar para los estadounidenses. Delta Air Lines y United Airlines han anunciado vuelos directos desde Nueva York a Dubrovnik este verano.
ASIA
El virus está resurgiendo en varios lugares de Asia, de modo que muchos países han detenido sus prudentes medidas de reapertura.
Hong Kong y Singapur aplazaron por segunda vez una «burbuja de viajes» libre de cuarentena después de un nuevo brote, y Hong Kong amplió la cuarentena obligatoria para muchos visitantes no vacunados. China colocó puntos de control en peajes, aeropuertos y estaciones de tren de la provincia de Liaoning, donde se registraron casos nuevos este mes, y los viajeros deben demostrar que dieron positivo en una prueba reciente.
Tailandia, que cerró sus fronteras y logró mantener los brotes bajo control la mayor parte del año pasado, empezó a permitir algunos visitantes extranjeros en otoño bajo estrictas medidas. Pero el país cambió de rumbo al verse sobrepasado por su peor brote hasta ahora a finales de marzo.
Bangkok cerró locales de ocio y parques, ordenó que más gente trabajara desde casa y prohibió los servicios de restaurante al aire libre. Las calles de la capital y de muchos lugares turísticos están casi desiertas, y la gente que ha perdido empleos asociados al turismo cuestiona a las autoridades.
«Estoy muy enfadado con el gobierno. Deberían haberlo hecho mejor», dijo Narong, un trabajador de un bar de Bangkok que declinó dar su apellido por miedo a sufrir represalias.
ORIENTE MEDIO Y ÁFRICA
En el cénit de la pandemia el año pasado, Emiratos Árabes Unidos cerró sus fronteras y cerró los aeropuertos a los viajeros. La capital, Abu Dhabi, aún tiene estrictas medidas como cuarentenas obligatorias, incluso para los residentes vacunados que vuelven de algunos países. Pero la ciudad más grande de Emiratos, Dubái, ha abierto la puerta a los viajeros desde el pasado julio con pocas restricciones más allá de un negativo en una prueba de COVID-19.
Dubái –donde está el aeropuerto con más tráfico del mundo de vuelos internacionales– tienta a los visitantes que huyen de las cuarentenas en Europa con playas abiertas, bares, piscinas en los hoteles, restaurantes, cines, parques de atracciones y balnearios. Se mantienen las normas sobre mascarillas y distancia social.
Por su parte, el país más grande del Golfo, Arabia Saudí, no permite la entrada de turistas. Los ciudadanos saudíes, que tenían prácticamente prohibido viajar desde marzo de 2020, podrán empezar a salir del país este mes si están vacunados o se han recuperado hace poco del COVID-19.
Egipto intenta atraer más turistas al mismo tiempo que lidia con una nueva ola de contagios. Ha eximido a playas, cafeterías y restaurantes asociados a hoteles de turistas delas nuevas restricciones, como un adelanto del toque de queda y el cierre de playas y parques durante el feriado del Eid. Incluso rebajó el coste de las visas de turista, aunque sigue pidiendo un negativo en una prueba de COVID-19 antes de entrar en el país.
AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
El número de visitantes en el Caribe, una zona dependiente del turismo, se redujo en dos tercios el año pasado, a cifras que no se habían visto desde la década de 1980. Bermudas fue uno de los lugares más afectados, con un descenso del 84%.
Un puñado de islas, como Bonaire, Martinica y Monsterrat, mantienen el veto a los viajeros de la mayoría de países. En otros lugares, los turistas vuelven poco a poco con restricciones como monitoreo electrónico. Algunas islas, como San Vicente y las Granadinas, han creado «complejos turísticos burbuja» para recibir turistas. Las líneas de cruceros tienen previsto llevar sus barcos de Estados Unidos a puertos del Caribe este verano.
Las Islas Vírgenes de Estados Unidos han sido la historia de éxito de la región este año, con un leve descenso de visitas del 27% entre enero y marzo, debido en gran parte a los turistas estadounidenses, que tienen prohibida la entrada a otros lugares y pueden visitar el territorio de Estado Unidos sin pasaporte si evitan pasar por otro país en su trayecto.
México no tiene restricciones de vuelos ni requiere que los visitantes se hagan una prueba o cumplan una cuarentena a su llegada. Eso ha mantenido un flujo bajo pero continuado de turistas, especialmente en los destinos con playa.
Pero la estrategia de México podría estar creando una reacción en contra en el estado caribeño de Quintana Roo, donde están Cancún y Cozumel y el turismo supone el 87% de la economía. Los contagios y las tasas de hospitalización están subiendo, y se ha restringido el aforo en espacios públicos.
El subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, advirtió este mes que si no se hace nada por reducir la actividad público, la tendencia seguirá creciendo.
ESTADOS UNIDOS Y CANADÁ
Estados Unidos sigue prohibiendo la entrada a la mayoría de visitantes de Europa, China, India, Brasil y otros lugares. Los viajeros que llegan del extranjero, incluidos ciudadanos estadounidenses, deben pasar una prueba de COVID-19 antes de embarcar su vuelo. El Departamento de Estado desaconseja salir del país y considera la mayoría de los países del mundo como de alto riesgo.
La frontera entre Estados Unidos y Canadá sigue cerrada a los viajes no esenciales hasta el 21 de junio.
Los vuelos internos en Estados Unidos están casi al nivel de 2019, pero los grupos del sector turístico se están impacientando con lo que ven como una respuesta demasiado prudente del gobierno de Biden a la hora de permitir los visitantes internacionales.
«Conforme vemos aumentar la tasa de vacunación y reducir la tasa de contagios, reabrir los viajes internacionales es absolutamente crucial desde el punto de vista económico», dijo Tori Emerson Barnes, vicepresidenta ejecutiva de la U.S. Travel Association.