Gladys Monterroso
Licgla,@yahoo.es
“La unión de dos intereses particulares se forma por oposición al de un tercero.” Jean-Jacques Rousseau
Como sociedad estamos atravesando un momento por demás difícil, la colectividad se encuentra aparentemente polarizada entre quienes se autodenominan buenos, y quienes se aglutinan entre los malos, no se trata de ideología alguna, es tan fuerte la polarización entre estos dos grupos que estamos convencidos de que el otro es el peor, pero esa situación es una falacia humana porque nadie es tan bueno, y tampoco tan malo, todo es cuestión de claroscuros.
Uno de los grandes problemas derivado de lo anterior, estriba en que tal polarización no es del todo real, corresponde más al anonimato, veamos es como querer separar a la sociedad entre izquierda y derecha, en Guatemala se encuentra plenamente identificada la derecha, sin embargo la izquierda no, se encuentra diluida entre varias agrupaciones dispersas que no logran coercionarse entre sí, lo que los hace débiles, no contamos con una verdadera oposición, derivado de lo anterior no tenemos pesos y contrapesos, lo que deviene en una política lineal, que no es siempre lo mejor.
Las modernas sociedades, se distinguen porque el poder siempre cuenta con un contrapeso, que no permite que se tomen decisiones absolutas o casi absolutas, porque la oposición equilibra el ejercicio del poder, aunque a quien lo ejerce, cualquiera que este sea no le agrade, es parte integral precisamente de ese poder.
Pero ¿Qué sucede con la oposición en Guatemala? Que desde que inicia lo que podríamos llamar, la moderna era democrática, como resultado de nuestro analfabetismo político, creímos que al emitir el voto el mismo debía ser por el mismo partido, lo que significó que se concentrará la autoridad en el mismo grupo, dañando nuestra incipiente democracia, como resultado de ese error producto de nuestros primeros pasos hacia una democracia, nos encontramos acorralados en una especie de autoritarismo, originando la concentración del poder absoluto en un solo grupo.
Derivado de lo anterior, la derecha, si así se le puede llamar, se fortaleció, pero la izquierda que alguna vez existió, se diluyo producto de los intereses de sus líderes, llegando a ser un reducto de lo que pudo ser un proyecto ideológico, ni la derecha ni la izquierda absolutas son buenas, ejemplos los tenemos históricamente comprobados, y globalmente también, se necesita que ambas sean fuertes pero no ilimitadas para lograr el contrapeso tan necesario en una sociedad democrática, sin embargo en Guatemala, no existe una identificación mínima como izquierda, quienes en algún momento de han autodenominado así, desayunan almuerzan cenan y duermen como derecha, y ese es su pecado capital.
Pero ¿Estamos polarizados? Si, lo estamos socialmente más no políticamente, y lo estamos más aún desde que irrumpieron en nuestras vidas las redes sociales, las que han sido utilizadas por personajes anónimos para incentivar la violencia sociológica y psicológica, dañina como cualquier manifestación de intimidación, quienes atacan a los que no piensan como ellos, no lo hacen como durante el conflicto armado más si de otras formas, no menos violentas.
Parece una deformación social, que tengamos una política lineal, pero estamos sumamente polarizados, repito, es mi percepción que esa polarización que estamos viviendo, se produce solamente entre personas que se encuentran tras un aparato, llámese este computadora, teléfono, o tablet, trasladar esa polarización del mundo de las ideas al de la realidad diaria, es algo que no ha sucedido, y eso nos mantiene aún en una semi paz, porque la problemática, que no es poca, se queda en un texto, a diferencia de los años setentas y ochentas, en lo que si era física.
A falta de una oposición al poder real, personas y organizaciones se han autodenominado oposición, pero sin impacto alguno en las decisiones de la sociedad en general, prueba de ello, son los resultados de las elecciones, gane quien gane, siempre vamos a enfrentar los mismos problemas, corrupción, narcotráfico, y falta de respuesta a las necesidades de la sociedad en general, desde 1985, se repite el mismo esquema.
¿Qué nos sucede? Que mientras un grupo se encuentra perfectamente estructurado, el otro se encuentra esparcido porque quienes pueden ser sus lideres no ceden espacios, resultado: polarización en el anonimato, con perfiles falsos, los que no llegaran a nada en el tiempo, pero si desestabilizan.
La convivencia de diferentes formas del pensamiento contrapuestas entre sí, es necesaria, enriquece las políticas públicas, y beneficia a la sociedad, la polarización nos divide más, y no nos deja avanzar.