Víctor Ferrigno F.
Tras una ardua lucha, el Pueblo chileno está ejerciendo su poder soberano (aquél que no reconoce sobre sí a ningún otro poder), para restablecer un nuevo pacto social a ser consignado en una nueva Constitución, erradicando la que heredaron de la dictadura del corrupto general Augusto Pinochet.
En el marco de este proceso democratizador, la ciudadanía ha puesto en cuestión el dominio de la oligarquía y la legitimidad de todos los partidos políticos. Han sido los candidatos independientes quienes arrasaron en las elecciones para la Convención Constituyente, que redactará la nueva Carta Magna, obteniendo 48 de los 155 escaños, a los que se sumarán los 28 obtenidos por la alianza del Frente Amplio y el Partido Comunista, y los 25 que alcanzó el centro-izquierda, aglutinado en la Concertación.
Veinticuatro de los escaños independientes corresponden a Lista del Pueblo, que se organizó a partir de las protestas en Plaza Italia, en el centro de Santiago, en el marco del estallido social. “Somos quienes hemos vivido y crecido en la inequidad y la desigualdad, somos quienes nos levantamos un 18 de Octubre (de 2019) para decir basta”, dice en su declaración de principios. El Pueblo de Chile reconoció con votos el heroísmo, el sacrificio y la resistencia ciudadana de las fuerzas que integran la Lista del Pueblo.
El costo en vidas, heridos y detenciones por decir basta fue muy alto. Oficialmente se contabilizan 34 muertos; 460 lesionados que perdieron un ojo por las balas de plástico; 12,547 heridos, según Amnistía internacional; 5,084 ciudadanos, hombres y mujeres, fueron detenidos y criminalizados, de los cuales 725 fueron condenados; las y los ciudadanos presentaron 8,827 denuncias por violaciones a los DD.HH., de las cuales dos mil fueron en contra del represivo Cuerpo de Carabineros, que seguramente desaparecerá en la nueva institucionalidad que está por construirse.
Un sentimiento de fracaso contundente afectó a los partidos políticos tradicionales luego de saberse los resultados de las elecciones de Convencionales Constituyentes, Gobernadores, Alcaldes y Concejales, y ya han aparecido las primeras autocríticas de varios de los viejos políticos.
“La ciudadanía nos ha enviado un claro y fuerte mensaje al gobierno y también a todas las fuerzas políticas tradicionales: no estamos sintonizando adecuadamente con la demandas y con los anhelos de la ciudadanía y estamos siendo interpelados por nuevas expresiones y por nuevos liderazgos”, dijo el mandatario Sebastián Piñera luego de que los resultados se hicieran públicos. En abril, Piñera apenas contaba con un 9% de apoyo, después de toda la acción represiva que dirigió en contra del pueblo.
La derecha le apostó a alcanzar un tercio (52) de los escaños de la Convención Constituyente, lo que le bastaba para bloquear cualquier propuesta, que deberá contar con el apoyo de dos terceras partes de los Constituyentes. Sin embargo, el Pueblo de Chile le dijo no, y apenas se alzó 37 curules, reduciendo enormemente su capacidad de incidir.
Además, perdieron la gobernación de la región Metropolitana, y la Alcaldía de Santiago, ganada por la candidata del Partido Comunista. También perdieron otras alcaldías clave como Maipú, Viña del Mar, Ñuñoa y Estación Central.
En esta elección, Chile se convirtió en el primer país del mundo que tendrá una Constituyente con paridad de género, un gran logro de las mujeres. Así, la nueva Carta Magna chilena podrá normar temas que históricamente han sido relegados, como la igualdad de salario, la repartición de carga de los cuidados o el acceso igualitario de las mujeres al poder.
“Chile cambió” es la frase que resuena al sur del continente, donde la ciudadanía, gracias a sus luchas, podrá reescribir su historia y, junto a Salvador Allende, podrá gritar “…mucho más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas, por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor».