Victor Hugo Pacheco Soch

En Guatemala uno no termina de sorprenderse frente la desfachatez, el descaro y la nula voluntad de los políticos y funcionarios públicos, al no cumplir con el mandato constitucional y trabajar en favor de las y los guatemaltecos. Han perdido la decencia, la vergüenza, el sentido común, no les interesa el buen nombre, el honor, la dignidad, la ética, actúan a sus anchas defendiendo intereses sectoriales de élites económicos tradicionales, vinculados al crimen organizado, en mucho de los casos, protegidos por el manto de la corrupción e impunidad.

La cooptación del Estado por grupos de poder, tiene como consecuencia la  agudización de los problemas de Guatemala, y cada día es más preocupante e insostenible. Miles de guatemaltecas y guatemaltecos obligados a irse de sus tierras, dejar su familia, su cultura y hacer la aventura peligrosa, arriesgar la vida, todo por el sueño americano que en muchas ocasiones termina en pesadilla, como pasó con nuestros 14 hermanos que murieron en la masacre  en Camargo, cercana a la frontera con Texas, en México, el pasado enero. A los políticos y funcionarios públicos les importa un cacahuate la vida de los connacionales. La inhumanidad está de moda.

Y la sociedad impávida ante semejante hecho, se convierte en una noticia más, se diluye en la vorágine de la información, la masa incapaz de hacer análisis crítica de la situación. La violencia, la corrupción la impunidad, la desnutrición se ha normalizado, incluso, los amigos y familiares le dicen a los que intentan resistir: no te metas en problemas, total todos roban. Da la impresión que hemos bajado los brazos, que en la correlación de fuerzas el pacto de corruptos integrado por políticos, empresarios, crimen organizado, sindicalistas, nos han ganado la partida.

Lo peor de todo de este sistema corrupto, impune, que han venido construyendo los que se sienten dueños de este país, los que desde la colonia han tratado al territorio guatemalteco como una finca y a sus habitantes como unos colonos, es que han maquinado tan bien el sistema, que también han robado la imaginación a la gran mayoría de la población. Es por ello que urge que cada guatemalteca y guatemalteco recupere esa capacidad de imaginar un mejor país y que con su fuerza creadora ponga su granito de arena para construirla. Como dice Tomas Moro en su libro Utopía: “La imaginación al poder”

Imaginación para creer que somos capaces de organizarnos y empezar a politizarnos y disputar el poder, de esa forma crear las condiciones para que personas éticas, honestas, ocupen los cargos públicos. Imaginación para creer que los guatemaltecos unidos, podemos crear condiciones que eviten que cientos de miles de hermanas y hermanos nuestros se vean obligados a irse de estas benditas tierras. Imaginación para crear las condiciones, para que ningún niño o niña del territorio guatemalteco sufra el flagelo de la desnutrición. Imaginación para hacer de Guatemala, un país inclusivo, que respete la diferencia de género, de cultura y que se detenga la violencia contra la mujer y hacer realidad la frase, “ni una más”. Urge que gobierne la imaginación, atrevernos a gritar a todo pulmón como afirma Tomas Moro, “Seamos realistas, pidamos lo imposible”

Si somos capaces de imaginar, de soñar, de atrevernos a cambiar nuestro sistema corrupto e impune que tiene asaltado los tres poderes del Estado, no volveremos a tener más Alan Rodríguez, Alejandro Giammatei, Consuelo Porras, Silvia Valdés, Dina Ochoa, Mynor Moto, entre otros rostros visibles, operadores de este Estado en la que reina la impunidad y corrupción. Si nos atrevemos a imaginar y ponernos el overol para construir un mejor país, entonces podremos creer, como se veían pancartas en las calles en el 2015 o en las manifestaciones el 2020 en rechazo al presupuesto: “Florecerás Guatemala”.

Afortunadamente existen guatemaltecas y guatemaltecos con reserva moral, como el juez Gálvez, las juezas Jazmín Barrios, Erika Afián, el fiscal Juan Francisco Sandoval y el procurador de los Derechos Humanos, Jordán Rodas y muchos más buenos guatemaltecas y guatemaltecos, que nos muestran que es posible no sucumbir frente al sistema corrupto e impune. Guatemaltecos éticos, verdaderos seres humanos que sueñan, que anhelan y que creen en una Guatemala más humana, justa, inclusiva, en la que todas y todos, tengamos las mismas oportunidades, los mismo derechos y obligaciones.

“La imaginación al poder, seamos realistas, pidamos lo imposible”

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