Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82
Un reportaje de Priscilla Álvarez, con el apoyo de Kaitlan Collins y Kilie Atwood en CNN.com explica cómo es que Estados Unidos está pensado en ampliar el espectro para abordar la crisis migratoria.
Y llevan razón porque nuestra gente dejará de migrar cuando existan más y mejores oportunidades, cuando invirtamos en ellos y cuando el sistema que está llamado a ser esa red de apoyo, se logre liberar de las manos que los han secuestrado para su beneficio personal.
El reportaje establece que la administración Biden está considerando presionar a Guatemala para que enfrenten asuntos de gobernanza en el país, desde temas de inversión hasta corrupción y el Departamento de Estado está considerando las listas de prioridades previo a la visita de Kamala Harris a Guatemala.
Digo que tienen la película más clara porque no habrá manera de poder atacar las causas estructurales que generan migración, si no se enfrentan las bases del sistema que ha fortalecido las mismas y a sus operadores, tanto quienes maniobran desde el crimen organizado, la corrupción rasa y el cuello blanco.
El 5 de abril comenté respecto a unas preguntas que según el Washington Post la Vicepresidenta le hizo a personas de la administración y que nos conocen bien como país y como región y horas más tarde pude constatar de primera mano que la delegación tiene claro el panorama y que estaban preparando la visita de Harris a Guatemala.
Veo condiciones un tanto similares a las que tuvo el entonces vicepresidente Biden en marzo del 2015, puesto que vino a Guatemala en un momento clave y cuando había un Presidente que se esmeraba en decir que hacía una cosa, cuando en realidad operaba para afianzar el sistema.
Años después nos pudimos dar cuenta del nivel de podredumbre que se llegó a gestar y ahora no hay mayor diferencia. Alejandro Giammattei se ha convertido en el Operador en Jefe de la Alianza que busca mantener el estado actual de las cosas, el flujo necesario de contratos y negocios para mantener unidos a los miembros del perverso acuerdo para que nada cambie y es el operador de los preocupados que desean vivir con la eterna tranquilidad de la impunidad.
El único desacuerdo que ha tenido con muchos de ellos ha sido el pésimo manejo que el mandatario ha hecho de la pandemia, pero debe saber Harris que Giammattei utiliza bien las palabras y da la apariencia de un real compromiso, cuando detrás de cámaras es el gran artífice del esfuerzo que se hace por asegurar y consolidar un sistema que expulsa gente trabajadora hacia la migración.
Claro está que Giammattei, Allan Rodríguez, los magistrados que buscan la impunidad como norma, Consuelo Porras y los particulares que siempre se prestan a “alianzas”, han llegado hasta donde nosotros como sociedad los hemos dejado. Desde el plano del ejercicio ciudadano, tenemos una maestría en indiferencia y un doctorado que nos especializa en centrarnos en lo que nos divide lejos de los que nos une.
Guatemala va cada día en una ruta complicada porque aunque los números macro pintan una realidad optimista, las brechas siguen creciendo y no hemos sido capaces que lo macro se traduzca a lo micro y por eso es tarea de todos arreglar el desmadre que por décadas se ha construido.
Hay enormes retos, pero en medio de todos, son más las oportunidades que se nos ponen enfrente y por eso siempre he dicho: necesitamos una comunidad internacional decidida que sea capaz de potencializar los deseos, esfuerzos y anhelos de guatemaltecos comprometidos y dispuestos a trabajar como nunca para reencauzar Guatemala.