POR DARIA LITVINOVA
MOSCÚ
Agencia AP
El líder opositor ruso Alexei Navalny demandó a la cárcel, donde está confinado por negarle acceso al Corán, que deseaba estudiar durante su tiempo en prisión.
Navalny lleva dos semanas en huelga de hambre en protesta por la negativa de las autoridades penitenciarias de permitir que su médico le examine al sufrir de dolores de espalda y en las piernas. Pero el martes, en un mensaje por Instagram, afirmó que su primera demanda contra la instalación responde a la falta de acceso al libro sagrado de los musulmanes.
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«Lo que ocurre es que no me están dando mi Corán y eso me tiene furioso», escribió Navalny, añadiendo que «el estudio profundo» del Corán era uno de sus objetivos «de autosuperación» durante su encarcelamiento. Se quejó que no le han dado ni los libros que él mismo trajo ni los que ha pedido, porque las autoridades los «inspeccionan para ver que no sean extremistas», un proceso que según los responsables del penal, lleva tres meses.
«Así que escribí otro petitorio al director de la cárcel y presenté una demanda», expresó Navalny. «Los libros lo son todo, y si tengo que presentar una demanda para defender mi derecho a leer, entonces presentaré una demanda».
Navalny, de 44 años, es el principal opositor del presidente Vladimir Putin. Fue arrestado en enero, tan pronto llegó a Moscú procedente de Alemania, donde estuvo cinco meses recuperándose de un envenenamiento con una neurotoxina. Navalny acusa al Kremlin por el envenenamiento. Las autoridades rusas insisten que no estuvieron involucradas.
En febrero un tribunal sentenció a Navalny a dos años y medio de cárcel por violar las condiciones de su libertad vigilada al ir a Alemania a atenderse el envenenamiento, y por una acusación de malversación de fondos que data de 2014. Navalny rechaza las acusaciones y la Corte Europea de Derechos Humanos ha denunciado que el proceso en su contra es «arbitrario y evidentemente irrazonable».
El mes pasado, las autoridades trasladaron a Navalny de una cárcel en Moscú a la colonia penitenciaria IK-2 en la región Vladimir, a 85 kilómetros (53 millas) al este de la capital. La instalación, en el poblado de Pokrov, es notorio por su estricto régimen disciplinario, que incluye la obligación de los reclusos de permanecer en posición firme durante horas.