ROMA
Agencia DPA/Europa Press
El Papa Francisco se ha acordado de los ancianos y enfermos que conectan con las celebraciones de Semana Santa desde sus casas o residencias, tras el rezo del Regina Coeli: «Estoy cerca de ustedes».
«Y deseo que todos pasen con fe estos días de la Octava de Pascua, en los que se prolonga el recuerdo de la Resurrección de Cristo. Aprovechen toda buena ocasión para ser testigos de la alegría y la paz del Señor resucitado. ¡Deseo una feliz y serena santa Pascua para todos! Y, por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!»», ha destacado.
Durante el rezo del Regina Coeli, que por las restricciones de la pandemia se ha realizado desde la Biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano, el Papa ha instado a los fieles a no cansarse «nunca de buscar a Cristo resucitado, que da vida en abundancia a quienes lo encuentran» al tiempo que ha señalado que «encontrar a Cristo significa descubrir la paz del corazón».
«Incluso las mujeres que habían ido al sepulcro y lo encontraron abierto y vacío, no pudieron decir: ‘Ha resucitado’, sino solo que el sepulcro estaba vacío. Solo un ángel podría decir que Jesús resucitó, como un ángel podría decirle a María: ‘Vas a concebir un hijo* y será llamado Hijo del Altísimo'», ha dicho el Papa.
Según ha destacado, Francisco «las mujeres del Evangelio, después de la perturbación inicial, sienten una gran alegría al encontrar vivo al Maestro» y ha pedido a los fieles tener «la misma experiencia espiritual, acogiendo en el corazón, en los hogares y en las familias la buena noticia de la Pascua: ‘Cristo resucitado ya no muere, la muerte ya no tiene poder sobre él’ (Antífona de Comunión)».
Muy distinta fue, según ha explicado, fue la reacción de los guardias «Quedaron como muertos. La potencia de la Resurrección derriba a los que habían sido utilizados para garantizar la aparente victoria de la muerte», ha señalado.
Además, ha explicado cómo, corrompidos por la tentación de aceptar dinero a cambio de dar un falso testimonio, dirían que los discípulos habían robado el cuerpo de Jesús: «De nuevo el señor dinero dispuesto a vender la verdad de la resurrección», ha concluido.