En esta fotografía de archivo, el presidente Andrés Manuel López Obrador, al centro, durante un desfile en la Ciudad de México. Foto La Hora/AP/Marco Ugarte.

CIUDAD DE MÉXICO
Agencia AP

El presidente Andrés Manuel López Obrador volvió a ampliar el papel que desempeñan las fuerzas armadas en la economía de México, al anunciar ayer que le dará a la Marina propiedad parcial del proyecto del Tren Interoceánico que correrá a través del Istmo de Tehuantepec.

En diciembre, López Obrador anunció que le daría al ejército el control de las operaciones y las ganancias de otro de sus proyectos prioritarios, el Tren Maya, el cual recorrerá la península de Yucatán. El ejército usará las ganancias para financiar las pensiones militares.

Las acciones del mandatario podrían hacer que las fuerzas armadas desempeñen un papel importante en la economía, algo que no había ocurrido en el pasado. Los ingenieros del ejército ya están a cargo de construir muchos de los proyectos de infraestructura de México, y López Obrador también ha incrementado el papel de las fuerzas armadas en labores policiales.

Aunque generales mexicanos desempeñaron papeles destacados en la Revolución de 1910 a 1917 y en gobiernos posrevolucionarios en las décadas de 1920 y 1930, desde los años cuarenta el ejército mexicano se ha mantenido fuera de la política y de la economía en general, algo que resulta inusual en Latinoamérica.

A cambio, los presidentes mexicanos hicieron que el ejército no fuera objeto de escrutinio externo. Tradicionalmente nunca ha habido un secretario de Defensa de origen civil, y el mandatario no nombra directamente a la persona que ocupará ese puesto, sino que elige a partir de una lista de generales aceptables que le presenta el ejército.

López Obrador dijo el viernes que a la Secretaría de Marina se le dará parte de la propiedad del corredor ferroviario y portuario en el Istmo de Tehuantepec, en el sur del país, junto con los gobiernos de los cuatro estados a los que el proyecto beneficia o cuyo territorio atraviesa. El tren conectará puertos en la costa del Pacífico con otros en el Golfo de México, fungiendo como una alternativa al Canal de Panamá.

«Se le va a entregar a la Secretaría de Marina y a los cuatro estados con un plan para que las utilidades sean en beneficio de los trabajadores de Marina y los trabajadores al servicio del Estado en Tabasco, en Chiapas, en Veracruz y en Oaxaca», afirmó el mandatario.

López Obrador tiene un muy buen concepto de las fuerzas armadas y en gran medida las ha puesto a cargo de su recién creada Guardia Nacional, y también le ha dado al ejército la responsabilidad de construir un aeropuerto y el Tren Maya.

El mandatario no desea que sus proyectos prioritarios sean privatizados por gobiernos subsecuentes, y considera que las fuerzas armadas, que tradicionalmente han gozado de respeto y autonomía, son un depositario seguro.

Pero a los expertos les preocupa que la tradicional falta de rendición de cuentas del ejército a reguladores externos y el repentino flujo de poder y dinero pudieran fomentar la corrupción entre sus filas.

No queda claro cómo podrán las fuerzas armadas operar proyectos de tipo turístico como el Tren Maya, ni si el aeropuerto o los proyectos ferroviarios que les fueron dados generarán ganancias algún día.

El Tren Maya recorrerá unos 1.500 kilómetros (950 millas) en un circuito dentro de la península de Yucatán para conectar los centros turísticos en el Caribe con el interior, que cuenta con sitios arqueológicos y está habitado en su mayor parte por indígenas, con el fin de estimular el desarrollo económico en los alrededores de sus 15 estaciones. El gobierno dice que costará unos 6.800 millones de dólares, pero otros señalan que será mucho más.

Los críticos alegan que el tren dañará el medio ambiente y a las comunidades mayas que se encuentran en su ruta, y que no se han llevado a cabo estudios ambientales y de viabilidad adecuados.

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