Emilio Matta Saravia
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Se ha discutido ampliamente en distintos espacios que vacunar a la mayoría de la población en el menor tiempo posible para lograr la inmunidad de rebaño, es una meta indispensable para poder acelerar la recuperación económica del país.
Se suponía, de acuerdo a los pomposos anuncios de las principales autoridades de este gobierno, que a partir de la segunda quincena de febrero iniciaría la entrega de vacunas, y luego el rimbombante y estético, pero también vacío plan de vacunación iniciaría 24 o 48 horas después del ingreso de las vacunas al país. Estamos iniciando la segunda quincena, pero de marzo, y aún no se tienen más que 86 mil vacunas adquiridas por el gobierno y 205 mil donadas por Israel e India. Es decir, al día de hoy, el 70% de las vacunas disponibles en el país son donadas.
Algo que no deja de preocupar, es el descontrol que se tiene ya en la Fase 1, que supuestamente debería ser la fase donde existe un mayor control por parte del gobierno de quiénes se van a vacunar y dónde. A pesar de ello, los distintos medios de comunicación han reportado varios focos de descontrol por parte de los equipos que manejan la data, ya sea por desconocimiento del sistema informático que se utilizará o por una deficiente configuración de dicho sistema. Cualquiera de los dos motivos es sumamente inquietante, ya que, en un plan de esta envergadura, el manejo de la información es toral para la implementación del mismo, principalmente por motivos de ejecución y control, no digamos de transparencia.
Cualquier persona con un mínimo de experiencia en el área de logística, puede dar fe de que la planificación de la demanda, que en este caso equivale a identificar quiénes se van a vacunar, en qué lugar y en qué fecha, es uno de los principales retos en dicha área. De igual manera, en un mercado donde la capacidad de producción es limitada y la demanda es prácticamente el mundo entero, perder un día, no digamos una semana entera por andar “de arriba para abajo”, para negociar y llegar a acuerdos con los proveedores, puede causar retrasos significativos en el despacho de los pedidos, máxime en una cadena de abastecimiento que todavía tiene un alto nivel de incertidumbre, como la de la vacuna. Merece reconocimiento la Ministra, eso sí, por acudir a sus citaciones del Congreso y responder de frente y con valentía a los cuestionamientos que le hacen, en vez de esconderse como lo hace el titular de la cartera de Gobernación.
Si la prioridad en este momento es reactivar la economía y recuperar los empleos que se perdieron a causa de la pandemia, todas las acciones del gobierno deben estar encaminadas y enfocadas a inmunizar (vacunar) a la mayoría de la población para normalizar las actividades en el país lo antes posible. Priorizar para reactivar la economía, implica entonces mejorar los sistemas informáticos y capacitar adecuadamente al personal que los utilizará, con el fin de definir con claridad quiénes, cuándo y dónde serán vacunados, y utilizar todos los medios disponibles para lograr el abastecimiento de las vacunas en el menor tiempo posible. El gobernante, principalmente, deberá anteponer las citadas acciones a ir de “arriba para abajo” en inauguraciones de obras que luego tendrá que suspender por no priorizar la inmunización de la población.