José Roberto Alejos Cámbara
Cuando los políticos de cepa fueron desapareciendo, ya sea por decisión propia o presionados, y quedaron vacíos espacios clave, la nueva clase política no fue suficiente y los partidos nuevos se consolidaron con caciques y suplantadores de aquellos verdaderos políticos desaparecidos. Llegaron entonces con sus mañas, costumbres y malas prácticas, producto de un nuevo sistema de hacer campaña: regalos, uniformes deportivos, comida y pagos.
En mi primera gira como precandidato a la Presidencia me inundé de vergüenza y frustración cuando observé que el país estaba pintado de morado (el color del partido Todos) sin que se hubiera dado instrucciones para hacerlo, entonces me di cuenta que no podían, no querían y sin duda no les convenía hacer campaña de otra manera.
En dos grupos distintos, los demócratas cristianos integraron el FRG, los sociales demócratas la UNE y los conservadores al PAN, Gana y Partido Patriota. Apareció el “le toca” como un cliché cuyo significado era que, quien hubiese obtenido el segundo lugar en un evento electoral, en automático sería el primero en la próxima contienda y así… los de siempre siguieron ganando las elecciones.
Pero llegó el día en que la población cansada y hastiada hizo uso de un recurso que había permanecido subestimado: las redes sociales, y aunque Barack Obama ya había ganado las elecciones en Estados Unidos utilizando este recurso, y las protestas árabes, conocidas como Primavera Árabe, se concretaron gracias a esta herramienta de comunicación, en Guatemala nadie imaginó que la convocatoria a protestar en la plaza frente al Palacio Nacional de la Cultura, contra el gobierno Patriota devendría en la renuncia de la Vicepresidenta y luego del propio Presidente.
Una convocatoria legítima en un inicio, respaldada después por los sectores de izquierda, derecha, a los que se sumaron, conservadores, revolucionarios, empresarios, medios de comunicación e incluso y la comunidad internacional con la CICIG; así se fue dirigiendo el movimiento hasta que un connotado hombre, de verdadera carrera política, profesional, académico, acompañado de un ex rector universitario fueron electos por el Congreso para terminar el periodo constitucional y permitir la transición para corregir el rumbo.
Fue fácil dirigir el voto, la estrategia de mantener el desprestigio de la verdadera clase política, más el desprestigio de los que llegaron a ese espacio, permitieron acuñar la frase “no vote por la vieja política” llevando al poder a Jimmy Morales que no fue más que el resultado del voto antipolítico.
¿Qué pasó? El voto se dio solo para el Ejecutivo, el Congreso y las Municipalidades fueron copados por Líder y Patriotas, dos partidos relativamente nuevos, pero con “viejos” integrantes que se llevaron el primer lugar. Y el nuevo Presidente a pesar de todo el respaldo popular, cayó en las viejas costumbres comprando diputados, alcaldes y voluntades para ejercer el poder más cómodamente.
A pesar de esto, Mario Taracena, del partido más grande de oposición tuvo intenciones de retomar los cambios que impulsamos en 2009, 2010 y 2011 pero, a pesar del apoyo mediático, social e internacional, eso no fue posible. Como ya sabemos que la responsabilidad no es de los partidos, sino de las personas, la pregunta es ¿por quiénes no se logró? Se detuvo en el camino, se desmotivó la participación y en lugar de avanzar, definitivamente, retrocedimos.