De acuerdo con un estudio elaborado por el Programa Mundial de Alimentos (PMA), la inseguridad alimentaria aguda en Guatemala se ha cuadruplicado en los últimos dos años. Foto: Christian Gutiérrez/Arte: Esteban Cardona

POR MANUEL GARCÍA
mgarci@lahora.com.gt

De acuerdo con un estudio elaborado por el Programa Mundial de Alimentos (PMA), la inseguridad alimentaria aguda en Guatemala se ha cuadruplicado en los últimos dos años y en especial en 2020 derivado de la crisis económica provocada por la Covid-19 y eventos climáticos extremos.

Para el PMA, 1,7 millones de personas se encuentran en la categoría de «emergencia» de inseguridad alimentaria y necesitan asistencia urgente.

Miguel Barreto, director Regional del PMA para América Latina y el Caribe indicó que considerando el nivel de destrucción y retrocesos que enfrentan las personas afectadas, “anticipamos que esta recuperación será larga y lenta”, agregó que 2020 fue un año para el olvido en todo el mundo, y aún más para las comunidades de Centroamérica que recibieron varios golpes.

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Según estadísticas del PMA, en El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua la inseguridad alimentaria pasó de 2,2 millones de personas en 2018 a cerca de 8 millones en 2020.

La organización señaló que el número de hogares que no tenían suficiente para comer durante la COVID-19 casi se duplicó en Guatemala, en comparación con los números previos a la pandemia.

LA MIGRACIÓN ES VISTA COMO SOLUCIÓN

En el análisis desarrollado previamente por el PMA, específicamente en enero pasado, se evidenció que casi el 15% de las personas encuestadas dijeron que estaban haciendo planes concretos para migrar porque sus casas y cultivos habían sido destruidos, los alimentos se estaban agotando y las oportunidades de empleo estaban disminuyendo.

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En comparación a una evaluación por la sequía de 2018, el 8% de los encuestados indicó que planeaba migrar. Esto indica que la intención de migrar casi aumenta en un 50 por ciento en los últimos tres años.

TEMPORADA DE HURACANES, UN DURO GOLPE PARA LA REGIÓN

Aunado a la pandemia, el informe destaca que la temporada de huracanes en el Atlántico 2020 representó un duro golpe a millones de personas que antes no habían sido afectadas por la inseguridad alimentaria, entre ellas, muchas que dependen de la economía de servicios, el turismo y los trabajos informales.

Los huracanes Eta e Iota que azotaron Centroamérica en noviembre de 2020 cambiaron la vida de 6,8 millones de personas. Muchos perdieron sus hogares y sus medios de vida destacó el PMA.

Las tormentas ETA e IOTA dejaron daños materiales en distintos departamentos del país. Foto: La Hora/AP

Los huracanes destruyeron más de 200.000 hectáreas de alimentos básicos y cultivos comerciales en El Salvador, Honduras, Nicaragua y Guatemala, cuando estas comunidades ya estaban lidiando con la pérdida de empleos y una economía en contracción a consecuencia de la COVID-19.

Según Barreto “Las comunidades urbanas y rurales de Centroamérica han tocado fondo. La crisis económica provocada por la COVID-19 ya había puesto los alimentos en los estantes de las tiendas fuera del alcance de las personas más vulnerables para cuando los huracanes Eta e Iota los azotaron, muchos ahora no tienen dónde vivir y se quedan en refugios temporales, sobreviviendo con casi nada” enfatizó.

El PMA anunció que tiene previsto ayudar a 2,6 millones de personas en El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua en 2021, para ello requiere USD$47,3 millones durante los próximos seis meses.

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