Eduardo Blandón

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Fecha de nacimiento: 21 de mayo 1968. Profesor de Filosofía, amante de la literatura, fanático de la tecnología y enamorado del periodismo. Sueño con un país en el que la convivencia sea posible y el desarrollo una realidad que favorezca la felicidad de todos. Tengo la convicción de que este país es hermoso y que los que vivimos en él, con todo, somos afortunados.

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Eduardo Blandón

El cambio de gobierno en los Estados Unidos altera positivamente la política interna de ese país y corrige el rumbo en materia distinta de relaciones multilaterales afectadas por el gobierno de Donald Trump.  No se trata de creer en revoluciones en la nueva dinámica que encabeza Joe Biden, pero sí de alteraciones a partir de una manera diversa de concebir la realidad.

No se necesita un sexto sentido para comprender la diferencia de ambos puntos de vista, basta decir que mientras el pasado gobernante operaba según nacionalismos y xenofobia, con políticas excluyentes y acciones violentas, según la ocasión, el actual presidente mantiene un discurso más abierto, con disposición al diálogo, sin que prive en él divisionismos y posiciones de odio.

Son narrativas claramente diferenciadas y opuestas que los norteamericanos han empezado a sentir.  Más allá de la pluralidad del equipo de trabajo del líder demócrata, se hallan los énfasis en temas tan importantes como el plan de reforma migratoria y la lucha contra el cambio climático.  Sin olvidar, claro, el paquete de medidas que genera para afrontar la crisis económica por la pandemia.

El recién electo presidente se enfrenta con desafíos de todo tipo.  Se juega su prestigio y no puede fallar.  Los ciudadanos americanos, aún los de oposición, esperan equivocarse en su crítica para obtener una mejor posición que los saque de la crisis sentida.  Son conscientes que su suerte está unida a la de Biden y, a su pesar, desean esos aciertos que mantengan sus privilegios.

El resto de los países del mundo, los que conforman Europa y América Latina, por ejemplo, sienten alivio con el relevo presidencial.  Hacía ratos que Trump se había vuelto insoportable.  No solo por el trato humillante contra políticos y ciudadanos de todas las latitudes, México y Centroamérica fueron ofendidos reiteradamente, sino por el retiro en tratados mundiales fundamentales desde el multilateralismo practicado el pasado.

Con Trump, los Estados Unidos se aisló.  Su “America First”, los sacó de los grandes consensos mundiales cuyo propósito era la cooperación en la resolución de problemas globales. El rosario es numeroso: El “Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica”, el “Acuerdo de París contra el cambio climático”, el retiro de la Unesco, el “Pacto Mundial de la ONU sobre Migración y Refugiados”, el “Acuerdo nuclear con Irán”, entre otros.

Joe Biden está llamado a recomponer el descalabro dejado por el Republicano saliente.  Tendrá que generar confianza, pacificar la violencia de la oposición radical y demostrar efectividad en sus políticas.  El ciudadano debe persuadirse por los hechos que el rumbo estaba equivocado y que la posibilidad de más y mejores oportunidades es real mediante un relato en donde cabe la diferencia.

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