José Roberto Alejos Cámbara
Hoy quise escribir sobre los orígenes del sistema democrático actualmente inmerso en una severa crisis, una crisis jamás imaginada por la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) que fue quien le dio vida a ese sistema hoy casi moribundo. En la ANC se podían alcanzar acuerdos porque existía conciencia y entendimiento sobre la necesidad de que los políticos teníamos que asumir compromisos.
No importaba estar en mitad del conflicto armado, no importaba la ideología y menos importaba qué opinarían los medios de nosotros como constitucionalistas. Me traslado a la primera elección apegada a las nuevas reglas del juego y que llevaron al poder a la Democracia Cristiana ¡Nadie pudo cuestionar aquella victoria! Trato de visualizar los escenarios y recordar si cuando tomé posesión, los intereses eran distintos a los de esta época y me pregunto ¿Podríamos hoy alcanzar acuerdos como en la época de la Constituyente?
En aquel entonces una nueva fuerza se sumaba al caminar de los partidos MLN, PR y la ganadora DC, grupos fuertes en su ideología. Era la UCN, una agrupación que dio batalla en la elección y que traía una propuesta diferente y una forma diferente de actuar: ni a la izquierda ni a la derecha ¡vote al centro!
La UCN inició con grandes alianzas entre el PR y PNR encabezado por el expresidente Alejandro Maldonado, pero pronto de disolvió dejando, en los partidos de la alianza magnas divisiones, además dejó una gran lección: sin tener ideología, y aprovechando el cansancio ciudadano por la confrontación de izquierda y derecha generado por Guerra Fría y; por el conflicto armado en Guatemala, supo utilizar el poder de la publicidad, un poder que estaba auge y que prosiguió imparable al futuro.
La publicidad provocó trabajo masivo por medio de canciones, publicidad en periódicos, canales de televisión e incluso en los cines y destinando incluso, sueldos para quienes trabajaban tiempo completo en esas campañas.
La respuesta a mi pregunta es sí. Sí podemos trabajar y ponernos de acuerdo y aunque la Democracia Cristiana tuvo mayoría absoluta en el Congreso, existió una Junta Directiva integrada por partidos políticos para quienes el diálogo y la negociación eran el ejemplo de la democracia que afloraba. Y aunque existió una valiente y digna oposición por parte de la UCN y en el partido anticomunista de la liberación, los desacuerdos se discutían y se resolvían en el Pleno del Congreso, en las comisiones de trabajo y en los eventos de votación en donde prevalecía respeto por las decisiones mayoritarias.
Los desacuerdos no se resolvían en los tribunales de justicia interponiéndonos demandas entre políticos, no se celebraban reuniones a escondidas y misteriosas entre diputados y el presidente del Ejecutivo; y menos aún, proliferaban insultos y confrontaciones con nombres falsos y sin dar la cara como prevalece hoy en las redes sociales.
¿Fue realmente ese el principio del hoy sistema que carece de partidos políticos de verdad? ¿Fue lo mediático versus lo ideológico? Ambas preguntas son dignas de analizar, pero, lo que sí es verdad es que lo ideológico continuó anteponiéndose a lo mediático, además fue el inicio de la multiplicación de esos partidos antaños en un montón que cada día son más y más y ninguno repite y menos, se reelige…por algo será. Continuará.