Samuel Flores
Desde el 13 de marzo 2020, fecha en que el presidente Alejandro Giammattei, confirmó en televisión y -de forma “mal dramatizada”- el primer caso de coronavirus COVID-19 en Guatemala, el modelo de educación cambió en la Universidad. Del 18 de enero, al 12 de marzo desarrollamos clases presenciales en las aulas de la Facultad de Ciencias de la Comunicación, FACCOM/UMG.
Debido al toque de queda decretado desde el comienzo de la pandemia -de 04:00 p.m., hasta las 04:00 a.m. del día siguiente- las actividades académicas migraron a modo virtual. Fue un reto para millares de estudiantes, catedráticos, por el hecho de adaptarnos a los avances tecnológicos en dispositivos móviles y computadoras.
La pandemia azotó la economía de los padres de familia y de estudiantes que trabajaban para costear su educación. Pese a que se registró un ahorro en el consumo de combustible al no acudir a la sede en modo presencial; los gastos se multiplicaron especialmente por la mayor inversión en el consumo de datos y paquetes de internet para garantizar las clases virtuales. En el segundo semestre se produjo una marcada disminución en la matriculación de estudiantes.
El 2020 se impartió de modo virtual, y debido al incremento de casos registrados al 10 de enero del año en curso, que reporta 5,050 fallecidos, y 143,173 casos positivos, la educación superior impartida en las 16 universidades que funcionan en Guatemala continuará de modo virtual a fin de garantizar el bienestar y salud de la comunidad estudiantil.
En el 2021 la tecnología impulsa la innovación educativa. La pandemia obliga a los docentes a capacitarse y mejorar la destreza en el manejo de plataformas Blackboard Learn, Google Meet, Zoom, WhatsApp, Facebook; programas y herramientas digitales para mantener una comunicación eficaz y fluida con los estudiantes. La formación en línea demanda de los catedráticos mayor cantidad de horas en la preparación de cada cátedra online que tiene una duración de 90 minutos, dos veces por semana, por cada curso.
Al inicio continuará el modo virtual –de acuerdo con la planificación del Consejo Superior Universitario-. El retorno a los laboratorios de Fotografía, Diagramación y aulas universitarias de modo presencial deberá esperar a medida que avance la contención de la enfermedad y la anhelada vacuna. La Universidad ha garantizado y confirmado las cátedras a los más de seis mil catedráticos que imparten clases virtuales, así como prestaciones a nivel nacional.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, la educación superior es un “privilegio” para la juventud ya que solo el 2.6% de la población comprendida entre 18 y 26 años han iniciado estudios universitarios. Además, el acceso a internet se concentra en regiones urbanas del departamento de Guatemala, mientras, que la señal es inestable principalmente en el área rural, lo que significa que mucha juventud no podrá continuar sus estudios. El Censo Nacional de Población y Vivienda 2018, revela que en Guatemala el 78% de la población no usa computadora. La educación virtual es un reto para la juventud en el 2021, y pese a los efectos del COVID-19 en el país, la gradual reapertura económica abre oportunidades de superación para la juventud que se esmera en su crecimiento académico.