Con el coronavirus diseminándose rápidamente por Estados Unidos, trabajadores de tiendas, profesionales de salud, empleados de limpieza y otros que no tienen la opción de trabajar desde casa deben ponderar seguridad y costo cuando deciden la mejor manera de ir al trabajo. Foto la hora: Frank Franklin II/AP

Por CATHY BUSSEWITZ
NUEVA YORK
Agencia (AP)

Uno por uno, los temores se despiertan cuando Aura Morales va en autobús a su trabajo en una farmacia de CVS en Los Ángeles. Un pasajero aborda sin máscara, pero ella no se atreve a confrontarlo. Más pasajeros suben y es imposible mantener el distanciamiento social. Manejar al trabajo no es una opción. Morales no puede darse el lujo de comprar un auto, especialmente ahora que le redujeron el horario de trabajo.

«Me subo al autobús y rezo», dijo Morales, de 53 años.

Mientras el coronavirus se propaga rápidamente por Estados Unidos, trabajadores de tiendas, profesionales de salud, empleados de limpieza y otros que no tienen la opción de trabajar desde casa deben ponderar seguridad y costo cuando deciden la mejor manera de ir al trabajo.

Aquellos que pueden hacerlo han abandonado el transporte público y manejan al trabajo, contribuyendo a un auge en la venta de vehículos usados en Estados Unidos, que llegó a su nivel más alto en junio, de acuerdo con Edmunds, un portal de información sobre automóviles.

Mientras tanto, las agencias de transporte público han visto desplomarse la cantidad de pasajeros, no solamente porque muchas personas están optando por coches, sino porque muchas otras trabajan desde casa o están desempleadas. La cantidad de pasajeros cayó 62% en el tercer trimestre comparado con un año atrás, de acuerdo con la American Public Transportation Association (APTA). En los ferrocarriles, el nivel bajó 72%.

La Agencia Municipal de Transporte de San Francisco advirtió que sin un influjo de efectivo tendría que despedir a 1.226 empleados a tiempo completo — 22% de su fuerza de trabajo — y proveer solamente 35% del servicio que ofrecía antes de la pandemia. La agencia de tránsito en Nueva York propuso reducir el servicio de metro y autobuses en 40%, el de trenes suburbanos a la mitad y despedir a casi 9.400 empleados. EL sistema de tránsito en Washington, la capital, advirtió de despidos y horarios reducidos cuando se acabe la asistencia federal.

Mientras el coronavirus se propaga rápidamente por Estados Unidos, trabajadores de tiendas, profesionales de salud, empleados de limpieza y otros que no tienen la opción de trabajar desde casa deben ponderar seguridad y costo cuando deciden la mejor manera de ir al trabajo. Foto La hora: AP

«Realmente la industria está en plan de supervivencia, o vamos a registrar reducciones drásticas en el servicio, lo que sería realmente contraproducente», dijo Paul Skoutelas, presidente de APTA. «Los trabajadores esenciales dependen del transporte público mayormente y no podemos abandonarlos».

En septiembre, 71% de los trabajadores en Estados Unidos en todos los sectores estaban viajando a sus lugares de trabajo, mientras que 29% estaban trabajando desde casa, de acuerdo con un sondeo de 1.015 adultos empleados realizado por la Escuela Harris de Políticas Públicas de la Universidad de Chicago y The Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research.

Quienes dependen del transporte público han visto ya una reducción de horarios desde el comienzo de la pandemia en marzo, lo que significa más aglomeraciones al reducirse el servicio de autobuses y trenes. Las crecientes tensiones sobre el incumplimiento de medidas como uso de máscara y distanciamiento social han empeorado los viajes.

Hipólito Andon, de 44 años, va en metro al Rockefeller Center en Manhattan donde trabaja en mantenimiento y limpieza. Él y su esposa, que va en autobús a su trabajo como cocinera en una escuela, son diabéticos, lo que aumenta sus riesgos de complicaciones si contraen el virus. El hijo de Andon usa también el transporte público para ir a su trabajo como portero. En cuanto llegan a casa, se duchan y se cambian de ropa.

Al prolongarse la pandemia, Andon ve a más personas subiéndose a los trenes sin máscaras.
«Uno oye a la gente murmurar: ‘¿Por qué ese tipo no tiene máscara?’, pero no hay confrontación. La gente simplemente se aleja», dijo Andon.

Alexandra Fee, de 28 años, escogió su apartamento en Arlington, Virginia, basada en su proximidad a la parada de autobuses, pero cuando se vio enfrentada al regreso a su trabajo como asesora académica en una universidad, se compró un automóvil usado tras notar los buses atestados que pasaban por su calle, a veces sin parar porque estaban llenos.

«Si planeaba tomar un bus a cierta hora y estaba demasiado lleno esa mañana, ¿tendría que esperar media hora por otro bus?», se preguntó.

Los patrones de tráfico muestran un creciente número de trabajadores optando por lo mismo.

Las agencias de transporte público han visto desplomarse la cantidad de pasajeros. Foto La Hora: AP

Decenas de ciudades en todo el mundo, incluso París y Londres, dicen que el tráfico automovilístico se recuperó a los niveles pre pandemia en septiembre, pese al hecho de que muchas empresas grandes estaban manteniendo a sus trabajadores en casa, de acuerdo con Inrix, una compañía que analiza datos de tráfico. En Estados Unidos, el tráfico en ciudades más pequeñas, desde Colorado Springs a Knoxville, superó los niveles pre pandemia en el pico matutino. En la región de Seattle, el uso del trasporte público estaba abajo 70% mientras que el número de personas que iba en auto al trabajo bajó apenas 20%, de acuerdo con Inrix.

«Lo que la pandemia hizo, en términos de propiedad de autos y el uso general por las personas de varias formas de transporte, es reafirmar el valor de poseer el medio de transporte, especialmente en tiempo de crisis», dijo Stephen Beck, fundador y socio principal de cg42, una firma consultora.

Los estacionamientos se están llenando las mañanas de los días de semana en partes de Nueva York, de acuerdo con SP+, que opera más de 200 estacionamientos en la ciudad. Los ingresos generados por estacionamientos cerca de hoteles y lugares de espectáculos y esparcimiento estaban abajo a inicios de noviembre, pero en los estacionamientos a los que llegan vehículos para las 10 am en días de semana estaban arriba de 4% a 10% comparado con los niveles previos a la pandemia, dijo Jeff Eckerling, ejecutivo de SP+.

«Comparado con cómo estábamos, es excelente», dijo.

Los millones de personas que usan el metro, autobuses y trenes suburbanos diariamente, deben dejar a un lado sus temores para poder ir a trabajar.

Sule Sokoni, portero en un edificio residencial en Manhattan, se coloca en su viaje de hora y media en metro en una posición para poder ver quién entra y quién sale y cambia de coche si alguien aborda tosiendo o sin máscara. Está convirtiendo su bicicleta en una bicicleta eléctrica para poder usarla para ir al trabajo.
De hecho, el uso de bicicletas públicas compartidas se ha vuelto una alternativa más atractiva al transporte público durante la pandemia. Lyft registró un incremento en el uso de sus bicicletas de 12% en Chicago este otoño comparado con hace un año y 7% en Nueva York.

Uber está tratando también de aprovechar las circunstancias, ofreciendo servicios de furgonetas y viajes compartidos a trabajadores de una misma compañía. El número de negocios usando los productos de Uber aumentó al doble desde el inicio de la pandemia a septiembre, dijo Ronnie Gurion, jefe de negocios globales de Uber.

«Más y más compañías están buscando formas de involucrarse más en las necesidades de transporte de sus trabajadores», dijo Gurion.

La mayoría de los trabajadores, sin embargo, están librados a su suerte, deben correr riesgos calculados.
En el área del Bronx, en Nueva York, una veintena de pasajeros formaban fila recientemente para abordar un autobús con casi todos los asientos ocupados durante el pico nocturno en un día reciente. Los pasajeros llevaban máscaras, pero una vez adentro, estaban a apenas centímetros entre sí.

Virginia Rodriguez se quedó en la acera, mirando su teléfono para verificar cuándo llegaría el siguiente bus, esperando que estuviera menos lleno, al regresar a casa de su trabajo en un hospital.

«Es estresante en el sentido de que no sabes quién está junto a ti», dijo Rodriguez. «Yo trato de guardar mi distancia y mantengo la máscara todo el tiempo. solo espero no enfermarme».
La periodista de The Associated Press Emily Swanson contribuyó en Washington.

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