Juan José Narciso Chúa
El sábado 21 de noviembre fue, de nuevo, otra experiencia gratificante. Volver a la plaza no fue casual, tenía vida nuevamente ese espacio, en esa oportunidad se generó un reencuentro de muchas generaciones, pero principalmente de gente joven, quienes al reconocer que nos quieren convertir en un pueblo sin fuerza y aplastado por una primigenia dictadura, se volcaron con toda la fuerza y con toda la actitud pacífica posible a demostrar que el pueblo no se deja engañar, que el pueblo busca una mejor sociedad y que un gobierno necesita la sustentación popular para gobernar.
El sábado en la plaza se conjugaron todos los que estábamos ahí con una sola misión, decir basta, expresar que, por medio de la manifestación pacífica, la civilidad, pero la contundencia nos negamos a aceptar a gobiernos que pasan sin dejar nada construido para nuestra sociedad. Estos últimos regímenes se han caracterizado fundamentalmente por el derroche, el dispendio y la corrupción.
Pero este último gobierno, se perdió casi inmediatamente, que no mostró nada para la pandemia, que únicamente ha demostrado su apoyo a las élites y los grupos de poder, que se ha llenado de personas con pasados para el olvido como los militares, diputados, alcaldes, funcionarios, magistrados, que únicamente buscan volverse millonarios a costa del erario público.
Los diputados en connivencia con el ejecutivo decidieron imponer un presupuesto que no guarda sentido con la realidad, un presupuesto que únicamente provee de enormes fondos que se encuentran listos para generar fortunas mal habidas y propias de la corrupción que ha sido la constante durante estos últimos años en el país.
Por otro lado, dígame estimada lectora o lector, ¿tiene usted alguna idea de alguna perspectiva de mediano o largo plazo que haya planteado el actual régimen?, por donde se le busque, no hay nada, únicamente improvisaciones, únicamente discursos vacíos, únicamente explosiones temperamentales del actual mandatario, únicamente actitudes abusivas y llenas de prepotencia ante las cámaras, ha humillado a representantes de los pueblos originarios, sin importarle nada.
La cúpula gobernante se encuentra dividida, en donde el papel del Vicepresidente ha sido crucial buscando el equilibrio, él ha sido la única persona -hasta donde uno puede percibir-, que la ha manifestado al actual gobernante, sus errores, ha tratado de bajarle el tono a sus equivocaciones, ha buscado acercarse a la población, reconociendo que un Gobierno no se impone, no toma actitudes dictatoriales, sino al contrario, busca ser un ejemplo de estadista, de poner la gobernanza de por medio.
La plaza tiene poder, pero aún más tiene la sabiduría que pequeñas cosas pero infames no se pueden soportar ya aceptar, que actitudes perversas producto del poder, no la van a amilanar, ese espacio volvió a gritar, volvió a exigir, volvió a plantear cambios. Esta constatación de molestia, no puede tomarse a la ligera, ni invocando absurdamente la carta democrática de la OEA. No, nadie le quiere dar golpe de Estado al actual régimen, es esta misma cúpula de remedo de régimen democrático que se ha hecho daño a sí mismo, que ha demostrado abusivez, que ha demostrado prepotencia y que pretende que con gritos se le haga caso.
No, señores, acá la única que grita es la gente en la plaza, esa que sabe cuando enfrentarse a las equivocaciones necias de un grupo de gobierno que ya es una caricatura. Convocar a un diálogo, ya cuando se golpeó e hirió, para jurar que nunca volverá a hacerlo, es una mentira, una farsa, que busca aplacar las tensiones, pero es tardío. El reloj de la historia corre rápido en contra de este mal experimento de gobierno.
*Mi solidaridad con todas las personas que fueron arrestadas y golpeadas impunemente el pasado sábado.
*La semana pasada falleció Aroldo Penados, un viejo y querido amigo, compañero Sheca del Instituto Nacional Central para Varones. Quiero expresar mis condolencias por esta gran pérdida. Aroldo era un tipazo. Mi más sentido pésame a su familia, al Club Estudiantes y en particular a mis amigos y compañeros del Central, los cuaches Penados Jorge y Carlos. Descansá en paz y hasta siempre Aroldo