Carlos Rolando Yax Medrano

El Parlamento Centroamericano fue concebido para ponerle fin a los conflictos armados que tuvieron lugar en la región, a través de las Declaraciones de Esquipulas I en 1986 y Esquipulas II en 1987, como un espacio para fortalecer el diálogo, el desarrollo conjunto, la democracia y el pluralismo como elementos fundamentales para la paz y la integración. Existe, como parte del Sistema de Integración Centroamericana, desde 1991.

Su función es servir para la discusión de asuntos políticos, económicos, sociales, culturales y de seguridad de la región centroamericana. En pocas palabras, en el Parlamento Centroamericano se habla de lo que pasa en Centroamérica y se proponen ideas. Nunca tuvo un rol político importante, porque no está facultado para pasar de las palabras a las acciones. Materialmente las Reuniones de Presidentes y Vicepresidentes siempre tuvieron el poder de decisión, pero al menos los Presidentes y Vicepresidentes formaban parte del Parlamento Centroamericano.

A través del Protocolo de Reformas al Tratado Constitutivo, en 2008, las Reuniones de Presidentes y Vicepresidentes dejaron de formar parte del Parlamento Centroamericano, y pasaron a ser, formalmente, los entes con mayor poder de decisión del Sistema de Integración Centroamericana. En 2010 tuvo lugar el Relanzamiento de la Integración Centroamericana, que reestructuró el Sistema de Integración Centroamericana y estableció 5 pilares de trabajo: 1. Seguridad Democrática; 2. Cambio Climático y Gestión Integral del Riesgo; 3. Integración Social; 4. Integración Económica; 5. Fortalecimiento Institucional. Sin embargo, no se incluyó la integración política entre los pilares y, en consecuencia, tampoco se incluyó al Parlamento Centroamericano en la nueva dirección del proceso de integración.

Así se marcó el inicio del fin de una institución que no ha podido trascender de las buenas intenciones. Del total de votos emitidos en la elección de Diputados al Parlamento Centroamericano, fueron nulos y en blanco el 16.65% en 2011; el 15.95% en 2015; y el 34.03%, más de la tercera parte, en 2019. La insatisfacción de la ciudadanía ha sido expresada a través del sufragio y ahora el Presidente de la República ha presentado un ultimátum: “lo reformamos o lo cerramos”.

En principio los diputados al Parlamento Centroamericano podrían tener la capacidad del ejercicio de la soberanía en representación de su Estado, puesto que son electos por medio de sufragio universal y, por lo tanto, son delegados para el ejercicio del poder. Para evitar que el Parlamento Centroamericano desaparezca es necesario atribuirle, finalmente, facultades decisorias y potestad legislativa, de manera que la labor parlamentaria sea vinculante en cada uno de los Estados miembros del órgano regional de integración. De lo contrario, Guatemala podría seguir el rumbo de Costa Rica, que siempre se ha rehusado a formar parte del órgano porque desde el principio advirtió las deficiencias que el resto de países centroamericanos recién empiezan a notar.

Lo cierto es que no se pueden seguir eligiendo representantes si no van a representar. Para “ir a hablar” no se necesita elegir, por medio de elecciones, a nadie. Y, en tanto nuestros diputados centroamericanos no promuevan las reformas, se pronuncien al respecto o siquiera informen a la ciudadanía, le ceden el espacio al Presidente de la República para que, finalmente, el Parlamento Centroamericano “se cierre”. En el marco de los futuros cambios en la política norteamericana hacia Guatemala y Centroamérica, el Parlamento Centroamericano podría ser un espacio importante. La pelota está en su cancha.

Carlos Rolando Yax Medrano

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