Por ISABEL DEBRE
DUBÁI, Emiratos Árabes Unidos
Agencia AP

Miles de fieles abandonaron el rezo en Pakistán para unirse a las protestas contra Francia hoy, mientras la promesa del presidente galo, Emmanuel Macron, de proteger el derecho a caricaturizar al profeta Mahoma sigue sacudiendo al mundo musulmán.

Se estima que unos 2.000 fieles que celebraban el Mawlid, el cumpleaños de Mahoma, tomaron las calles en la ciudad oriental de Lahore. Multitudes encabezadas por partidos islámicos corearon eslóganes, mostraron pancartas contra Francia y llenaron las principales vías de acceso a un santuario sufí. Docenas de personas pisotearon banderas francesas y pidieron el boicot a productos de ese país.

En Multan, una ciudad en la provincia de Punjab, en el este de Pakistán, miles quemaron una efigie de Macron y exigieron que el país corte lazos con París.

Pakistán acogerá nuevas movilizaciones por la tarde, incluyendo en la capital, Islamabad, donde la policía se movilizó para evitar protestas en el exterior de la embajada de Francia. La atmósfera era tensa mientras los agentes colocaban contenedores de mercancías para bloquear las calles.

En Jerusalén, cientos de palestinos protestaron contra Macron en el exterior de la mezquita Al-Aqsa, el tercer lugar más sagrado del islam, gritando: «Con nuestras almas y con nuestra sangre nos sacrificamos por nuestro profeta, Mahoma». Algunos jóvenes se enfrentaron con la policía israelí a su salida del lugar sagrado hacia la Ciudad Vieja.

A lo largo del día se esperan más protestas, organizadas en su mayoría por islamistas, en toda la región, incluyendo Líbano y la Franja de Gaza.

En Afganistán, miembros del partido islamista Hezb-i-Islami prendieron fuego a la bandera francesa. Su líder, Gulbuddin Hekmatyar, advirtió a Macron que si no «controla la situación, iremos a la tercera guerra mundial y Europa será la responsable».

Las protestas coinciden con el aumento de las tensiones entre Francia y los países de mayoría musulmana, que surgieron a principios de mes cuando un joven musulmán decapitó a un maestro de escuela francés que mostró caricaturas del profeta Mahoma en clase.

Esas imágenes, republicadas por la revista satírica Charlie Hebdo por el inicio del juicio por el letal atentado de 2015 contra la publicación, han desatado la ira de los musulmanes en todo el mundo que consideran que las representaciones del profeta son blasfemas.

Al mismo tiempo, se han registrado varios ataques que las autoridades francesas han atribuido a extremistas musulmanes. El jueves, un hombre tunecino armado con un cuchillo y que llevaba una copia del Corán mató a tres personas en una iglesia en la ciudad de Niza, y un saudí apuñaló y causó lesiones leves a un guarda de seguridad en el consulado galo en Yidda, en Arabia Saudí. Estos incidentes llevaron a Francia a pedir a sus ciudadanos en la región que estén en «alerta máxima».

En la última semana, las protestas y los pedidos para boicotear productos franceses se han extendido rápidamente desde Bangladesh a Pakistán o Kuwait. Las redes sociales se han llenado de etiquetas contra el país. Líderes musulmanes, en especial el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, han criticado enérgicamente a Francia por lo que consideran una posición provocadora y antimusulmana de su gobierno.

El ataque del jueves en Niza provocó condenas de líderes de los países que habían mostrado su indignación por las caricaturas, como Arabia Saudí, Pakistán y Egipto.

En su sermón del viernes, emitido en vivo por la televisora estatal egipcia, el ministro de Donaciones Religiosas del país pareció denunciar cualquier represalia violenta por los dibujos.

«El amor por el profeta no puede expresarse matando, saboteando o respondiendo al mal con mal», afirmó Mohamed Mokhtar Gomaa ante docenas de fieles en una mezquita de Daqahleya, en la provincia del Delta.

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