Por BEN FOX
WASHINGTON
Agencia (AP)
A principios de este mes, el presidente Donald Trump pronosticó en Twitter que esta elección sería «la más corrupta» en la historia de Estados Unidos. En cada elección hay fallas y retrasos inevitables, que podrían empeorar con la actual pandemia del coronavirus. Encima de todo, el presidente ha dicho que podría no respetar los resultados si pierde.
Mientras Trump siembra dudas sobre la confiabilidad de las elecciones, una casi ignota agencia gubernamental creada por él mismo trabaja entre bastidores para inspirar confianza en el voto, en medio de desafíos sin precedentes.
La Agencia de Ciberseguridad e Infraestructura (CISA, por sus siglas en inglés), que Trump promulgó en 2018, está trabajando con otras partes del gobierno para salvaguardar las elecciones en medio de la pandemia. Tratando de tranquilizar a la ciudadanía a pesar de los mensajes en sentido contrario de la Casa Blanca, la agencia ofrece discretamente una contranarrativa sobre estos temas y más. Su director incluso proyecta optimismo sobre estas elecciones.
Trump no ha facilitado las cosas al pronosticar que la votación en una época de COVID-19 será un «desastre», insistiendo en que la votación por correo es una receta para el fraude y desestimando los reportes de interferencia rusa.
Christopher Krebs, el director del CISA, terminó recientemente una conferencia en línea haciendo una advertencia sobre «los malos, sean quienes sean», que tratan de «sembrar el caos y sembrar dudas» sobre la integridad de los comicios estadounidenses.
«Yo tengo confianza en que su voto es seguro, que los funcionarios electorales estatales y locales de todo el país están trabajando día tras día, 24 horas al día, 7 días a la semana, para que las elecciones de 2020 sean lo más seguras posible», aseguró Krebs.
Krebs advirtió esta semana a los votantes que «estén preparados para los esfuerzos que pongan en duda la legitimidad de las elecciones» sin mencionar que el propio presidente ha sido uno de quienes más ha cuestionado la votación por correo y ha llamado la atención sobre incidentes relativamente menores en los que un pequeño número de boletas debieron ser descartadas.
Ese conflicto es aún más notable desde que Trump promulgó CISA en noviembre de 2018 como parte del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), que a su vez ha sido acusado de politizar sus misiones bajo este gobierno.
Krebs y el subsecretario interino del DHS, Ken Cuccinelli, hablaron con la prensa el jueves y dijeron que, con decenas de millones de votos ya emitidos, no ha habido señales de interferencia extranjera, a diferencia de 2016.
Aun así, ha habido intentos de interrumpir las elecciones, incluida una campaña para enviar correos electrónicos amenazantes a los votantes en varios estados, que CISA y otras agencias federales atribuyeron a Irán, y la seguridad electoral es una preocupación generalizada.
«Es cierto que la defensa ha mejorado desde 2016, pero también es cierto que la ofensiva ha mejorado también», afirmó Tom Warrick, ex subsecretario adjunto de política antiterrorista del DHS y que ahora trabaja en el centro de estudios Atlantic Council. «No conozco a nadie que tenga confianza absoluta en que todo esto saldrá bien desde el punto de vista del proceso electoral».
CISA tuvo un comienzo difícil. Justo antes de que el presidente Barack Obama dejara el cargo, Estados Unidos designó los sistemas electorales como infraestructura crítica de seguridad nacional —como las represas o las plantas de electricidad—, como resultado de la interferencia de Rusia, que incluyó la penetración de los sistemas electorales estatales y una campaña masiva de desinformación.
La agencia, que tiene alrededor de 2.000 empleados y un presupuesto de alrededor de 2.000 millones de dólares, despliega asesores en todo Estados Unidos. No ha recibido ni de lejos las críticas dirigidas al DHS, que ha sido criticado por ex altos funcionarios y miembros del Congreso por parecer que impulsa la agenda política del gobierno sobre inmigración y disturbios civiles. Sin embargo, aún existen preocupaciones.
«Hemos visto al DHS involucrado en actividades relacionadas con CISA… y creo que eso representa un desafío para CISA», dijo Phil Reitinger, presidente de Global Cyber Alliance y exfuncionario federal y fiscal.
Kiersten Todt, directora gerente del Cyber Readiness Institute, una organización sin fines de lucro, quien como asistente del Congreso ayudó a elaborar la legislación que creó el DHS a raíz de los ataques del 11 de septiembre de 2001, dijo que podría ser el momento de que CISA sea una agencia independiente o al menos darle un papel más prominente dentro del DHS, dado el alcance de las amenazas.
«CISA ha tenido cuatro años para desarrollar esta capacidad, pero creo que es absolutamente necesario asignar recursos a la infraestructura electoral en el futuro», afirmó.