Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt
En estos días en que volvió a cobrar notoriedad José Luis Benito, quien fuera ministro de Comunicaciones en el gobierno de Jimmy Morales, alguien difundió un video en el que ese comediante elogia a su subalterno diciendo que es un joven muy inteligente y que hay que hacerle un examen porque él cree que es un verdadero genio. Evidentemente se refería a la capacidad que tuvo para amasar millones en poco tiempo, lo que en Guatemala no es sinónimo de inteligencia sino de cinismo, caradura y falta de vergüenza. Pero resulta que Benito, el genio, es tan bruto que cuando escondió el pisto dejó una maleta que aún tenía la etiqueta con su nombre que le puso la línea aérea cuando viajó al viejo continente. Al genio se le pasó el detalle que lo incrimina porque la fecha de la etiqueta coincide con la de su vuelo.
La orden de captura a Benito también ha dado lugar a muchos otros comentarios, uno de ellos señalando que ya son varios los que pasaron por el despacho de Comunicaciones y están sometidos a proceso por corrupción. Pero no se nos olvide que la lucha contra la corrupción abarcó apenas un breve período y que si hubiera dado más tiempo sería notable alguna excepción porque a ese ministerio no se llega a hacer obra sino a hacer pisto y eso lo saben y han hecho a la perfección sucesivos ministros.
Y ahora resulta que algunos de los socios de todos esos ministros en los millonarios negocios están proponiendo como “solución” una nueva Ley de Infraestructura Vial que avanza a marchas forzadas en el Congreso de la República, donde está demostrado el poder de la Alianza Oficialista que esos sectores realmente dirigen desde afuera y que permite que los partidos del Narco se unan con los que se babosean a la gente hablando de valores conservadores pero que no le hacen ningún asco a aliarse con las fuerzas más oscuras.
No creo que Benito sea un genio por más que de todo lo que obtuvo le hayan incautado Q122 millones metidos entre valijas refundidas en una lujosa residencia de Antigua Guatemala. Es cierto que para los parámetros que se han impuesto a la sociedad desde la segunda mitad del siglo pasado, el tener dinero es el sinónimo del éxito, lo que se traduce en que el éxito, como fin, justifique todos los medios habidos y por haber para ir amontonando billetes. Pero no olvidemos que él simplemente recorrió la senda de sus predecesores que desde lejanos años han venido perfeccionando, junto a sus socios particulares, un modelo perverso que tiene al país en las condiciones en que está.
La infraestructura vial del país no es para mejorar las comunicaciones ni se hace como consecuencia de planificación sobre las regiones cuyo desarrollo hay que estimular o atender. Simplemente las obras se planifican pensando en la mordida y en la ganancia que se reparten constructores y funcionarios, lo que permite que se inflen los precios y se baje la calidad porque ya se sabe que este pueblo, si acaso, protesta por el mal estado de las nuevas obras cuando se va en un bache.
El resumen es que aquí genios son los promotores de la indiferencia ciudadana y punto.