Por JASON DEAREN y GARANCE BURKE
NUEVA YORK
Agencia AP
El vicepresidente Mike Pence instruyó en marzo a la principal agencia de control de enfermedades de Estados Unidos que utilizara sus poderes de emergencia para sellar las fronteras de la nación, pasando por encima de los científicos de la dependencia que dijeron que no existían pruebas de que dicha acción frenaría el avance del coronavirus, de acuerdo con dos exfuncionarios de Salud.
Hasta ahora, la acción ha provocado que aproximadamente 150,000 niños y adultos fueran expulsados del país.
El principal médico de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) que supervisa ese tipo de órdenes se había negado a cumplir con la directiva del gobierno del presidente Donald Trump, alegando que no había una razón de salud pública válida para emitirla, de acuerdo con tres personas con conocimiento directo del rechazo del médico.
Así que Pence intervino a principios de marzo. El vicepresidente, que había tomado el control de la respuesta del gobierno de Trump a la pandemia, llamó al director de los CDC, el médico Robert Redfield, y le dijo que utilizara la autoridad jurídica especial de la agencia en una pandemia.
El jefe de despacho de Pence, Mark Short, y el secretario de Seguridad Nacional, Chad Wolf, también estuvieron en la llamada. Redfield inmediatamente ordenó a su personal que lo hiciera posible, de acuerdo con un exfuncionario de los CDC que no estaba autorizado para revelar deliberaciones internas y que habló bajo condición de anonimato.
La orden de los CDC abarcó las fronteras de Estados Unidos y Canadá, pero sobre todo ha afectado a los miles de solicitantes de asilo e inmigrantes que llegan a la frontera de la nación norteamericana con México. Los expertos de salud pública habían pedido al gobierno enfocarse en implementar el uso de mascarillas a nivel nacional, así como medidas de distanciamiento social y aumentar el número de rastreadores de contactos para monitorear a la gente que estuvo expuesta al virus.
Pero Stephen Miller, principal colaborador de Trump que se ha opuesto a la inmigración, presionó por la orden de expulsión.