Factor Méndez

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Defensor Derechos Humanos. Catedrático. Periodista/Escritor. Estudió Derecho, Derechos Humanos y Trabajo Social en Guatemala, Honduras y Costa Rica. Catedrático San Carlos y Rafael Landívar. Fundador Centro de Investigación, Estudios y Promoción de Derechos Humanos CIEPRODH. Autor de ensayos y artículos sobre temas sociales, políticos, memoria histórica y Derechos Humanos.

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Factor Méndez Doninelli

Guatemala un país del norte de Centroamérica, al igual que en muchos otros países del mundo con un sistema de salud débil, la pandemia COVID-19 sigue cobrando vidas y aumentando contagios entre la población, mientras persisten otros problemas de salud pública que históricamente el Estado y los Gobiernos han ignorado, desatendido, que no llaman la atención de la población y que lejos de lograr el control y erradicación de los mismos como la desnutrición infantil crónica y aguda por falta de alimentos o hábitos alimenticios van en aumento, esta situación preocupa.

En anteriores notas he referido este fenómeno social que golpea a la niñez de poblaciones indígenas, familias vulnerables que residen en condiciones precarias del área rural. La muestra clara de desnutrición se pone a la vista en el denominado corredor seco y otros focos localizados en departamentos de Zacapa, Chiquimula, San Marcos, Chimaltenango, Huehuetenango y Retalhuleu según mapeo realizado por el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social. Sin embargo, ese mapeo excluye otras regiones del país donde también hay desnutrición infantil, me refiero a las Verapaces. He constatado que en comunidades Q’eqchí del municipio de Cahabón, Alta Verapaz existen casos de esa naturaleza, lugares donde tampoco ha llegado ningún tipo de ayuda gubernamental por la crisis económica creada por la COVID-19.

Los datos duros sobre este asunto alarman, de acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), en Guatemala el 49,8% de los niños menores de cinco años sufre desnutrición crónica, esto es 1 de cada 2, es decir, la mitad de los niños que nacen padecen este mal, además el 40% tiene anemia. Chequen este dato para no olvidar, ¡Guatemala ocupa el primer lugar en América Latina y el sexto en el mundo en cuanto a desnutrición infantil!

Al responder ¿Cuál es la situación en general de la infancia en Guatemala? Unicef indica: “La situación de la infancia en Guatemala no es buena. Tenemos un 3,4% de mortalidad infantil. Nuestro principal problema es la desnutrición crónica. Las principales causas de la mortalidad infantil son la neumonía y las enfermedades diarreicas agudas y el 54% de estas enfermedades están asociadas a algún grado de desnutrición. Es el problema básico de la infancia, que trae muchas consecuencias y perpetúa todo el ciclo de la pobreza. La deserción escolar es muy alta y en gran parte no se debe a la falta de oportunidades, sino a las propias consecuencias de la desnutrición: disminuye la capacidad de concentración de los niños y terminan desertando de la escuela.” 

¿Cómo afecta la desnutrición infantil a la sociedad guatemalteca?, Unicef sostiene: “Es un problema muy grave para el país. La analogía que se hace es que la desnutrición aguda es una condena a muerte, pero la desnutrición crónica es una cadena perpetua, porque eso implica que el niño no va a tener un futuro adecuado, no va a tener oportunidades ni de estudio, ni de empleo, y no va a ser un adulto productivo. Eso afecta al desarrollo enormemente: no se va poder salir de ser un país en vías de desarrollo si no se arregla la situación de desnutrición. Guatemala pierde más de 3 mil millones de dólares anuales debido a la desnutrición.”

La desnutrición crónica es prevenible y tratable, igual que otras enfermedades que podrían ser erradicadas si el sistema de salud guatemalteco fuera eficiente y enfocado en acciones preventivas para fortalecer la atención primaria. Hasta la primer semana de julio 2020, el Ministerio de Salud reportó 17 mil 304 niños menores de cinco años con desnutrición aguda, un aumento del 95.6% en todo el país y la muerte de 9. Estos temas deben atraer la atención de la población.

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