Alfonso Mata

El requisito del «distanciamiento social», es decir, reducir el número de contactos sociales y garantizar una distancia adecuada entre ellos, ha contribuido mucho a contener la infección.

¿Qué pasará ahora que reabrimos la sociedad?
A medida que el coronavirus SARSCoV-2 se propagó desde marzo de 2020, se introdujo una forma de gobierno diferente en nuestra patria y medidas estrictas de bloqueo y sanitarias, gestionando con ello, frenar la pandemia y apoyar un montón de intereses. Mediante esas serie de medidas sanitarias, se buscaba frenada de los parámetros de contaminación, no como Eslovenia y Nueva Zelanda de eliminar el virus dentro de las fronteras nacionales sino como otros países Latinoamericanos: frenar significativamente la propagación de la infección. Las medidas tomadas en este momento de parte del MSPAS no permiten esto, luego la propagación del virus seguirá.

¿Estamos en riesgo de sufrir otra ola de COVID-19?
Las medidas de bloqueo implementadas, no han estado exentas de consecuencias y más porque no han sido adecuadamente cumplidas. Las fuerzas productivas de la nación claman a diario que por las estrictas órdenes de distanciamiento social, han sufrido grandes pérdidas económicas y sociales. Ahora las autoridades y los ciudadanos ya se van despidiendo de las restricciones y volviendo a su vida anterior. Sin embargo, la flexibilización de las medidas de bloqueo ha provocado que suenen las alarmas. ¿Estamos en riesgo de sufrir otra ola de enfermedades? el número de casos de COVID-19 estallará de nuevo? La pandemia de influenza de 1918-20, conocida como gripe española, fue aún más dramática cuando regresó en su segunda ola. Lo mismo ocurrió con la epidemia de H1N1 (la llamada gripe porcina) en 2009-2010 en muchos países. El riesgo existe dentro de las condiciones actuales de control.

¿Cómo podemos evitar que vuelva COVID-19?
Es un juego entre huéspedes tanto susceptibles como infectados. Para que el virus se propague, necesita huéspedes tanto susceptibles como infectados. Es una condición que describe el llamado número reproductivo (R), es decir, el número de personas a las que cada persona infectada lleva la infección. Si la tasa de reproducción es superior a 1, esto significa que el número de casos de infección está aumentando; si está por debajo de 1, el número está disminuyendo. Antes de las medidas de bloqueo, se estimaba que la tasa de reproducción del coronavirus estaba entre 2 y 4. La mayoría de los países europeos han reducido la tasa de reproducción a menos de 1. En otros países, la tasa de reproducción es superior. Pero para poder analizar eso se necesita de un excelente método de control de casos nuevos del cual carecemos. La relación entre el comportamiento de la población y los números reproductivos es complicada, pero podemos usarla para ilustrar cómo puede tomar forma una posible segunda ola. Nosotros en ello no podemos saber.

No hemos logrado la inmunidad colectiva, por lo que el virus aún puede propagarse

Totalmente cierto, mientras haya personas susceptibles e infectadas en la población, el virus puede propagarse. Un creciente cuerpo de evidencia revela que la primera ola de la epidemia ha dado como resultado una inmunidad muy limitada, muy por debajo de la inmunidad comunitaria o de grupos. Estos son «focos» en la población donde el virus no solo sobrevive sino que se propaga. En muchos países, especialmente Europa y Estados Unidos, la propagación de la infección en los hogares de ancianos representa un gran porcentaje de los casos. A medida que se relajan las medidas de bloqueo, comenzamos a interactuar más entre nosotros y ello caerá en la población abierta. Esto puede hacer que el número de reproducción aumente, y es absolutamente crucial que el número no aumente por encima de 1, como se muestra en el gráfico siguiente.

En la gráfica de arriba vemos que con un R = 1.2 obtenemos una segunda ola. Incluso un cambio relativamente pequeño como 1.2 dará como resultado una gran erupción que podría impulsar otra ola, lo que ilustra lo importante que es que damos en el clavo con las medidas de seguridad.

Y ¿qué pasaría con una segunda ola?
La nueva ola de infecciones requerirá un nuevo bloqueo, pero será más difícil la segunda vez. La respuesta a la segunda ola requiere que se vuelvan a introducir las diversas medidas de bloqueo. Aunque la mayoría ha seguido las diversas recomendaciones y mandatos, puede resultar más difícil imponer las diversas restricciones una vez más, ya que muchos están completamente cansados y necesitan trabajar.

Cuando las medidas que se toman para el control de R son inadecuadas lo que puede suceder es que se produzca una serie de olas o brotes repetidos. El número de nuevos casos, la velocidad de propagación -en nuestro medio no marcado por las estaciones- es posible que continúe y que cuando la gripe de fin de año se presente aumenta aún más, aunque el clima no parece tener mucho efecto sobre el virus SARS-CoV-2, el sistema de salud corre el riesgo de verse invadido si el COVID-19 y la gripe atacando al mismo tiempo. En el lado positivo, las medidas preventivas como máscaras y lavarse las manos, pueden reducir la propagación del virus de la gripe común.

El nuevo coronavirus puede mutar en una dirección fea
Esta es otra condición que nos puede afectar de sobremanera. El virus también puede mutar en una dirección desagradable, haciéndolo más patógeno, más fácil de penetrar y más dañino. Esto fue posiblemente lo que sucedió en relación con la segunda y más violenta ola de la fiebre española de 1918. Si algo similar le sucediera al virus SARS-CoV-2, la epidemia subsiguiente sería mucho peor que la primera ola, incluso si la tasa de reproducción es de solo 1.

¿Mucho de la reapertura involucra ya a los niños, Qué tan contagiosos son los niños?
En algunos estudios realizados, los niños infectados tenían una alta incidencia de virus en el tracto respiratorio superior, solo un poco más bajo que los adultos, lo que sugiere que los niños pueden infectarse tanto como los adultos. Varios estudios familiares informan que los niños, con menos frecuencia que los adultos, son los primeros en infectarse en el hogar. En base a esto, los estudios concluyen que no son los niños los que llevan la infección al hogar.

La claridad es absolutamente fundamental para comprender el efecto del cierre de escuelas en el control de la epidemia, pero debido a que los niños tienen muchos más contactos diarios con otras personas que el adulto es que la medida de cierre de escuelas e instituciones de niños es altamente recomendado.

Algunos grupos profesionales deberían someterse a pruebas mucho más que otros
Las rutas de transmisión actuales nos dicen, que las personas con muchos contactos cercanos con otras personas tienen el mayor riesgo de infectarse. Por lo tanto, debemos liderar principalmente en áreas con una alta densidad de población. En estas áreas, por ejemplo, necesitamos probar a los empleados minoristas, peluqueros y policías, vendedores de mercados etc.

Conclusión
Bueno, aunque raro, estamos felices de poder volver a nuestra vida «normal» con pequeños pasos. Vaya de compras otra vez, al salón de belleza, al zoológico con los niños, a su trabajo. Al mismo tiempo, los expertos advierten repetidamente que la crisis del COVID-19 está lejos de terminar y hablan de una segunda ola inminente. Las nuevas infecciones reportadas, las muertes, la tendencia es claramente a la baja, pero no es tan simple analizar las cosas. Los centros de investigación del mundo esperan firmemente nuevas oleadas de infección. «Esto es una pandemia. Y en una pandemia, este virus causará enfermedades hasta que entre el 60 y el 70 % de la población esté infectada» o hasta que haya una vacuna. Pero aún no se ha determinado si eso sucederá y cuándo.

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