Carlos Rolando Yax Medrano

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Carlos Rolando Yax Medrano

Antes de hablar del quehacer público es importante definir la forma en que se concibe. El quehacer público de los griegos tuvo su origen en la polis y todo lo demás derivó de ella: los polites y la Politeia. Lo importante era la ciudad; las personas y el quehacer público adoptaron su forma. El quehacer público de los romanos, en cambio, tuvo su origen en los civis y todo lo demás resultó de ellos: la civitas y la res publica. Lo importante eran las personas; la ciudad y el quehacer público se construyeron a partir de ellas.

La visión griega de la política (Politeia) en tanto Estado (polis), el quehacer público con la visión de hacer grande a Guatemala no ha funcionado. Se debe, entonces, cambiar a la visión romana de la gestión de lo público (res publica) en tanto personas (civis), darle al quehacer público la visión de hacer grandes a los guatemaltecos. La importancia del cambio de visión se encuentra en reconocer que la génesis del Estado no es el Estado en sí mismo sino las personas. Por lo tanto, la gestión de lo público debe hacerse para servir a las personas y los bienes públicos deben ponerse al servicio de las personas.

El quehacer público se ha perdido porque el desarrollo del Estado se ha centrado en la construcción de las instituciones. La República y los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, los órganos de control jurídico administrativo y los órganos de control político. Si hacer eso hubiese sido suficiente, Guatemala ya sería grande. Todo el tiempo, sin embargo, hay problemas con Presidentes, Ministros, Diputados, Magistrados y Jueces. Las instituciones por sí mismas no tienen vida. Son las personas quienes hacen funcionar las instituciones. En tanto no se trabaje en la construcción de los guatemaltecos, el quehacer público seguirá perdiéndose.

El artículo 135 de la Constitución Política de la República establece el tipo ideal de los guatemaltecos. Es tan carente que, en escasas 7 líneas los constituyentes pretendieron desarrollar a los ciudadanos que se necesitan. Lo importante para ellos era, y lo que se quiere de los guatemaltecos es, que contribuyan a los gastos públicos, que obedezcan las leyes, que respeten a las autoridades y que presten servicio militar. El artículo 113 establece, además, el tipo ideal de quienes se ocupen del quehacer público. Sin más que idoneidad, capacidad y honradez, cualquiera que cumpla con el perfil, tan ambiguo como mediocre, puede ocuparse a tan sublime función como la pública.

La importancia del cambio de visión se encuentra en reconocer que se han construido grandes instituciones pero ni siquiera se ha empezado la construcción de las personas. La recuperación de lo público solo es posible en tanto el quehacer público deje de entenderse como la política, que está centrada en el poder y por lo tanto en las instituciones, y empiece a entenderse como el servicio público, que está centrado en las personas y por lo tanto en su humanidad. La recuperación de lo público solo es posible en tanto se desarrollen las características humanas en la construcción de las personas, mujeres y hombres, que se dediquen a la gestión de lo público.

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