Por Grecia Ortíz
gortiz@lahora.com.gt
La historia de Rosaura Quinteros, una guatemalteca trabajadora del Hospital Dr. P. Phillips en Orlando Florida, ha sido compartida miles de veces, esto luego que se diera a conocer cómo el vínculo que estableció con Jason Denney, un paciente positivo de COVID-19, le ayudó a recuperarse en momentos en los que empezaba a perder la batalla en contra del virus.
Por su entrega y dedicación, la guatemalteca recibió un reconocimiento por ser parte de los trabajadores que han estado al frente de la pandemia, según una publicación del Orlando Health Careers en Twitter.
Además, una nota elaborada por la cadena de noticias de CNN, explica como Quinteros apoyo a Denney, que se encontraba en una habitación presurizada en el Hospital Dr. P. Phillips en Orlando, en donde luchaba por sobrevivir, aunque en un principio sin esperanza e incluso ya se había despedido de su familia a través de FaceTime.
LE DIO ESPERANZA A UN PACIENTE
La guatemalteca, que trabaja como ama de llaves del hospital, de acuerdo con el artículo instó a Denney a no darse por vencido y le explicó que su vida estaba en buenas manos y lo instó a seguir luchando por recuperarse.
Las medidas para contrarrestar los contagios han llevado a hospitales a imponer restricciones a visitantes, así que el trabajo de personas como Quinteros, ahora se han vuelto mucho más importantes, pues no solo limpian habitaciones de gérmenes dañinos, sino que también alegran el estado de ánimo de pacientes que pierden la esperanza.
«No creo que se haya dado cuenta en ese momento de lo que estaba haciendo por mí», dijo Denney de 52 años a CNN, al tiempo que destacó que Quinteros le estaba salvando la vida.
Please join us in congratulating Orlando Health Dr. P. Phillips Hospital team member, Rosaura Quinteros. Rosaura has received the 2020 @Hispanicize LatinXCLNCE Award from NGL Collective for her work on the frontline of the #COVID19 pandemic. pic.twitter.com/1Q2rpyvjNa
— OrlandoHealthCareers (@CareersatOH) July 2, 2020
El paciente, ahora recuperado, contó que trabajó por 22 años en la Fuerza Aérea y que recientemente había empezado un nuevo empleo, mientras Quinteros es originaria de Pasaco Jutiapa, hija de un agricultor quien migro hace varios años.
Melinda Plumley, gerente del capellán, explicó que cuando los pacientes del virus empezaron a llegar, el personal no podía hacer su trabajo como acostumbraban, pues el miedo al contagio hizo imposible que tuvieran las conversaciones que antes acostumbraban, así que miembros del personal que veían a los pacientes los empezaron a reconfortar.
PARA QUINTEROS EL IDIOMA NO FUE UNA BARRERA
Así que Plumley, mencionó que empezaron por recopilar material para que el personal pudiera conversar con los pacientes, así que ahora tienen ejemplos como el ocurrido con Quinteros y Denney en los que se muestra que los instaron a seguir adelante y a recuperarse.
Uno de los aspectos que impulso al paciente a seguir adelante, fue que Quinteros no parecía tener temor a estar cerca de él, conversaba de otros temas así que eso lo distraía, incluso Denney dijo que comenzó a esperar las visitas cuando ella limpiaba su habitación.
Meet one of the recipients of the LatinXCLNCE Awards! Rosaura Quinteros went beyond regular duties to help someone who was almost gone… her dedication made all the difference! Tune in for celebration on 7/1 at Hispz #UnidosTogether Summit. Register ?https://t.co/WWmzBGPLTM pic.twitter.com/bl5FY1Es88
— Hispanicize (@Hispanicize) June 28, 2020
Pasado el tiempo, las conversaciones se relacionaron a temas más serios, de acuerdo con la nota de CNN, en los que Quinteros a pesar de que no tiene al inglés como una lengua materna, le ayudo y mencionó que «el idioma no es una barrera».
Así como los médicos, enfermeras y capellanes han sido vitales para salvar la vida de muchos pacientes en estado delicado, los aportes de trabajadores muchas veces llamados invisibles, como el de Quinteros también han sido importantes, como el de muchos migrantes que han continuado trabajando durante la pandemia que estableció su epicentro en Estados Unidos.
La guatemalteca también guardaba sus precauciones, pues antes de entrar en la habitación de un paciente positivo a COVID-19, utiliza una mascarilla, una bata protectora, guantes y gafas, mientras su fe católica ya le da otro tipo de protección, «confío en la capacitación que recibí en el hospital y confío en Dios. Puse todo en las manos de Dios», aseguró a CNN.
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