Presidente - Oscar Clemente Marroquín
Director General - Pedro Pablo Marroquín P.
Jefe de Redacción - Grecia Ortiz
Editores - Raúl Barreno Castillo, David Sanchinelli
Vuelto a Guatemala y tras haberse graduado de abogado en Honduras y trabajado allá como Oficial Mayor de la Asamblea Constituyente, Marroquín Rojas regresa en las postrimerías del gobierno del general José María Orellana, quien había llegado al poder tras derrocar a Carlos Herrera y era recordado por muchos debido a su papel como Jefe de Estado Mayor de Manuel Estrada Cabrera, en cuya comitiva destacaba cuando ocurrió el atentado de La Bomba y por lo tanto temían que fuera el inicio de otra dictadura, aunque en las postrimerías del régimen cabrerista, siendo miembro de la Asamblea (Congreso) y ministro de Instrucción Pública, se opuso a las últimas medidas del dictador y apoyó el movimiento de rebelión encabezado por los Unionistas. Tras el golpe a Herrera fue declarado Presidente interino y luego fue electo Presidente constitucional en el marco de los procesos electorales altamente viciados característicos del siglo pasado. Su gobierno promovió la reforma monetaria del país, creando el Quetzal como moneda, razón por la que es su rostro el que aparece en los billetes de a Quetzal.
Pero en su gobierno se formalizaron muchas de las concesiones a la Frutera, la Empresa Eléctrica y los ferrocarriles. Una huelga en el muelle de Puerto Barrios reclamando mejores salarios para los trabajadores que cargaban los barcos con los bananos de la UFCO fue violentamente reprimida por el Ejército luego que los directivos de la frutera pidieran ayuda al gobierno para sofocar el reclamo. Lo mismo ocurrió meses después con trabajadores de los ferrocarriles que, organizados a su vez, reclamaban mejores condiciones para el desempeño de su trabajo.
Ya el ambiente contra Orellana se empezaba a enrarecer y la oposición era cada vez más crítica. Marroquín Rojas, quien inicialmente había trabajado con el gobierno, es objeto de persecución por ser parte del movimiento que reclamaba la autonomía para la Universidad de San Carlos y junto a otros estudiantes tiene que emigrar y es cuando él viaja a Honduras. El 25 de mayo de 1926 el diario El Imparcial publica que se ha dictado Estado de Sitio y suspensión de garantías ante la creciente oposición al gobierno y se establece una seria censura. El Imparcial había dejado de publicarse y tras reiniciar nuevamente se suspende por las disposiciones gubernamentales que dejan toda la información restringida al Diario de Centro América y El Guatemalteco, medios oficiales que la centralizan desde la óptica e interés del gobierno. Poco tiempo después, el 25 de septiembre de 1926, el Presidente se encontraba en el hotel Manchén, en la periferia de la Antigua Guatemala, cuando un fulminante infarto le quitó la vida, según informó el Diario de Centro América al reportar el suceso, circunstancia que hizo que se propalaran rumores de que Orellana había sido envenenado y que tal había sido la causa real de la muerte.
El caso es que de inmediato asume en su calidad de Designado a la Presidencia el general Lázaro Chacón, quien como primera medida restituye las garantías constitucionales y permite la circulación sin censura de cualquier medio de comunicación. Como era ya costumbre en el país, el designado a la Presidencia buscó ser electo para el cargo y Chacón se postuló, pero le surgió como serio aspirante su colega, el también general Jorge Ubico Castañeda, dando inicio a una intensa campaña política de fuertes señalamientos entre los candidatos. Eran tiempos en los que ideológicamente el país se “dividía” entre liberales y conservadores y en el caso que comentamos ambos se decían liberales aunque era Ubico quien tenía el respaldo del partido; en la práctica las diferencias entre unos y otros eran, si acaso, de orden religioso porque los primeros aplaudían la expulsión de los jesuitas y las expropiaciones al clero ordenadas en el gobierno de Justo Rufino Barrios, mientras que los otros se declaraban fervientes en la práctica de su fe. Un viejo chiste de la época resumía todo diciendo que la diferencia era que los liberales iban los domingos a Misa de ocho, cuando había menos gente y menos testigos, mientras los conservadores asistían a Misa de doce, cuando lo hacía la sociedad acicalada.
Al consignar la elección de Lázaro Chacón Wikipedia dice lo siguiente en su edición original en inglés: “Chacón defeated Ubico thanks in part to the strong campaign that journalist Clemente Marroquín Rojas made against the latter in his column called Desnudando al Ídolo”, es decir que “Chacón le ganó a Ubico gracias en parte a la fuerte campaña que el periodista Clemente Marroquín Rojas hizo en contra del segundo en su columna Desnudando al Ídolo. (https://en.wikipedia.org/wiki/L%C3%A1zaro_Chac%C3%B3n_Gonz%C3%A1lez)
En efecto, tras la apertura a nuevos medios que facilitó Chacón, Clemente Marroquín Rojas recibe ayuda del prestigioso abogado don Baudilio Palma quien le ayuda a comprar una modesta imprenta en la que se habría de imprimir La Hora, diario vuelve a la luz pública el martes 25 de octubre de 1926, y emprende la campaña contra Ubico a la que se suman, entre otros, viejos dirigentes del Unionismo. Ubico, postulado por el partido Liberal, hacía gala de pertenecer a una corriente ideológica más abierta y moderna y sus huestes catalogan al diario como vocero de los conservadores.
El mismo Clemente explica a Gerardo Jiménez, quien a finales de diciembre de ese año le entrevista sobre la campaña contra Ubico, en un texto que se explica solo. Dice así el intercambio entre Jiménez que pregunta y Marroquín que responde: ¿De quién es La Hora? “El periódico es solo mío, la imprenta la compramos con dinero del Licenciado Baudilio Palma y mío, por lo tanto propietarios somos nosotros. La escritura de compraventa puede leerse en el protocolo del licenciado Manuel De León Cardona”. El periodista insiste ante Clemente: “Muchas personas dicen que La Hora es del Partido Unionista y por eso lo califican a usted de conservador”, a lo que responde: “Ninguna vinculación tengo con los unionistas, lo que pasa es que hemos publicado varios artículos a solicitud de ese partido los cuales han estado de acuerdo a nuestro criterio”. Jiménez arremete finalmente: “¿Qué se propone usted al combatir en cierto modo al partido liberal? Y la respuesta no se hace esperar: “Es preciso fijarse que no ataco al partido liberal en sentido absoluto, lo que me propongo es combatir a sus elementos podridos, precisamente en provecho del partido y con tales respuestas deduzco que La Hora, como en su primera época, es un periódico particular e independiente que trabajó por la candidatura del general Chacón por simpatía de sus propietarios y colaboradores. Si ha mostrado simpatías a los partidos aliados que postularon a Chacón es por la misma circunstancia. Si La Hora combatió sin descanso al general Ubico, fue porque abundaba en elementos para ello, porque impedir su candidatura era necesidad nacional. Hay en la imprenta de La Hora muchas historias de combate contra él pero no pudo publicarse a tiempo ni hay ya necesidad para ello. Lo dicho contra él, basta para juzgarle moralmente pues en realidad, ignorábamos sus excesos de funcionario. La Hora quería demostrar que el general Ubico es materialmente impropio para Presidente, por eso comenzó a publicar sus injusticas inauditas y no iba a la mitad, cuando llegaron las elecciones”.
Ubico había sido Jefe Político en Retalhuleu durante la dictadura de Estrada Cabrera y fue acusado de actos despóticos y abusos en el ejercicio del poder que fueron debidamente documentados por quienes los sufrieron y pudieron relatarlos en las páginas de La Hora, donde el contundente comentario cotidiano de las columnas “Desnudando al Ídolo” se convirtió en factor esencial para su derrota a manos de Chacón.
El cerco de los ubiquistas hizo imposible seguir con La Hora que tuvo que volver a cerrarse y Marroquín viaja a Europa para hacerse cargo del consulado en Barcelona. Guatemala se ahorró así cinco años de dictadura porque Ubico tuvo que postergar su llegada al poder hasta 1931, desde cuando se asentó como dictador manejando al país como si hubiera sido su finca por casi catorce años, hasta el final de 1944 cuando se produjo el movimiento popular que a mediados de año lanzó a la gente a la calle, hasta que se produjo la renuncia del tirano, quien fue sustituido por Federico Ponce Vaides, militar que, a su vez, trató de postularse para la Presidencia luego del asesinato de Alejandro Córdova, director de El Imparcial. El 20 de Octubre, la revolución encabezada por estudiantes y profesionales puso fin al régimen despótico.