Por DAVID KEYTON
ESTOCOLMO
Agencia AP

El gobierno de Suecia defendió el martes su respuesta a la pandemia de COVID-19 a pesar de que el país escandinavo tiene actualmente una de las tasas de mortalidad más altas del mundo y 4.125 decesos.

«La transmisión se está desacelerando, el tratamiento de los pacientes con COVID-19 en cuidados intensivos está disminuyendo significativamente y la creciente curva de mortalidad se ha aplanado», dijo la ministra de Asuntos Exteriores, Ann Linde, a corresponsales extranjeros en una sesión informativa en Estocolmo. «No hay un cierre total en Suecia, pero muchas partes de la sociedad sueca se han confinado».

Más de 76.000 personas se han quedado sin empleo desde que el coronavirus llegó al país y se espera un aumento en el desempleo, que ahora se ubica en 7,9%.

Suecia adoptó una estrategia relativamente blanda para combatir al coronavirus que atrajo la atención internacional. Se prohibieron las grandes reuniones, pero los restaurantes y las escuelas para niños más pequeños permanecieron abiertos. El gobierno ha instado al distanciamiento social y los habitantes han cumplido en gran medida, pero esta semana crecieron las críticas debido a que la exepidemióloga nacional, Annika Linde, expresó dudas sobre la estrategia adoptada.

«Lo más probable es que estaríamos un poco peor (que otros países nórdicos), pero mejor que ahora y posiblemente habríamos ganado tiempo para preparar la estrategia para proteger a los ancianos», dijo a The Associated Press.

Linde, la principal epidemióloga del gobierno de 2005 a 2013 y que dirigió la respuesta del país a la gripe porcina y al SARS, dijo que se sintió provocada por los comentarios de un funcionario de salud que afirmó que la estrategia de Suecia era la mejor del mundo, independientemente de la cantidad de muertes. «Sentí que esto no podía continuar», dijo a la AP. «Tal negación puede evitar que actuemos racionalmente».

La política de salud de Suecia se basa en las recomendaciones emitidas por las autoridades médicas y el liderazgo político las sigue, pero a medida que aumenta el número de muertos, Linde cree que las autoridades podrían haber sido más cautelosas.

«En retrospectiva, creo que habría valido la pena probar la estrategia de Dinamarca, Noruega e Islandia y Finlandia», dijo.

Sin embargo, para el gobierno sueco, todavía es demasiado pronto para saber qué medidas han funcionado y cuáles han fallado.

«Esto no es un sprint, es un maratón», dijo la canciller Linde. «Es bueno que muchos expertos digan lo que piensan. Tenemos libertad de expresión en Suecia» cuando se le preguntó sobre los comentarios de la exepidemióloga.

La ministra agregó que el gobierno no dudaría en cambiar la política «si lo creemos necesario».

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