Por SETH BORENSTEIN
WASHINGTON / Agencia AP

El estudio evaluó el mercurio inorgánico, que en el océano se convierte en la toxina metilmercurio hallada en los frutos de mar. El consumo de en exceso de estos alimentos contaminados por parte de mujeres embarazadas, mujeres lactantes e infantes acrecienta el riesgo de trastornos neurológicos en el niño en desarrollo.

Los nuevos resultados no conducen de inmediato a conclusiones sobre el consumo de pescado, dijo Carl Lamborg, del Instituto Oceanográfico Woods Hole de Massachusetts. Su estudio apareció el miércoles en la revista Nature.

«Todo el planeta está contaminado con mercurio en cierta medida», dijo.

Según el estudio, la concentración de mercurio varía de acuerdo con la profundidad: generalmente es mayor en la superficie y disminuye a mayor profundidad del agua, pero en el Atlántico norte, las altas concentraciones superaban los 1.000 metros (3.300 pies) de profundidad.

Los niveles de mercurio entre la superficie y los cien metros (330 pies) de profundidad generalmente triplicaban los niveles de épocas preindustriales, dijo Lamborg. Entre cien y mil metros eran 150% superiores a los niveles de hace un siglo, pero eran apenas 10% superiores en profundidades mayores de 1.000 metros, salvo en el Atlántico norte.

Casi dos tercios del mercurio oceánico en el mundo proveniente de fuentes artificiales se encuentran en aguas de menos de mil metros de profundidad, de acuerdo con el estudio.

El estudio es importante porque ayudará a los científicos a comprender cómo el mercurio penetra en la cadena alimenticia marina y llega hasta nosotros, dijo el geólogo Joel Blum, de la Universidad de Michigan, quien no participó del trabajo.

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